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Toshiba presenta por fin sus resultados tras retrasarlos dos veces

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Después de retrasarlos dos veces por los problemas generados por los retrasos en la construcción de dos nucleares en Estados Unidos que han llevado a la compañía a una reducción de capital de 6.300 millones, Toshiba ha presentado por fin sus resultados. Eso sí, lo ha hecho sin que su auditor, PricewaterhouseCoopers Aarata,  haya sido capaz de llegar a una conclusión a la vista de los resultados que le han presentado desde Toshiba, y sin su aprobación. Y sin que las dudas sobre su futuro queden despejadas. Eso sí, sus responsables han apuntado a las dudas que rodean a su supervivencia.

Según Usa Today, las cifras presentadas por Toshiba ponen de manifiesto una profunda crisis en el grupo. En ellas se puede ver que durante el periodo comprendido entre abril y diciembre Toshiba perdió nada menos que 4.800 millones de dólares, mucho más de lo que predijo en febrero que perdería: 3.500 millones durante todo el año fiscal. Además, han proyectado unas pérdidas para todo el año de 9.200 millones de dólares. A tenor de estas cifras, la compañía ha emitido un comunicado, en el que sus directivos afirman que «hay sucesos y condicionantes que están generando numerosas dudas sobre la capacidad de la empresa para seguir siendo solvente«.

La atención, según Reuters, recae ahora sobre el Mercado de Valores de Tokyo, dado que la falta del respaldo del auditor de Toshiba y sus malos resultados han allanado el camino para que las acciones del grupo salgan de la cotización. En la bolsa tokiota están ya valorando los pros y los contras de ordenar esta salida.

Mientras, el CEO de Toshiba, Satoshi Tsunakawa, ha lamentado que el auditor no haya podido llegar a una conclusión, y ha afirmado que Toshiba ha apostado por presentar sus resultados en lugar de solicitar un tercer aplazamiento, una medida para la que no existen precedentes. En cuanto a la salida de la bolsa de la compañía, Tsunakawa ha comentado que «la decisión sobre cualquier salida de la bolsa le corresponde al mercado de valores. Nosotros haremos lo que podamos para evitarlo«.

Se trata de una decisión complicada. Si no se actúa con firmeza y no se elimina a Toshiba del mercado de valores pondría en duda la credibilidad de las autoridades de cara a mantener los estándares de calidad para los inversores. Pero si se saca a Toshiba de la bolsa, su crisis se complicaría. Sus costes financieros serían mayores, y quedaría expuesto a más demandas de accionistas molestos.

Toshiba lleva desde mediados de marzo en la lista de supervisión de la bolsa, después de que no consiguiese acabar con las preocupaciones sobre sus mecanismos de control interno un año y medio después de un grave escándalo relacionado con sus cuentas. No se sabe lo que pasará, porque no hay reglas escritas que regulen cuánto van a durar las deliberaciones de los encargados de discutir el asunto antes de que lleguen a una conclusión.

Mientras, Toshiba ha puesto a la venta su división de desarrollo de chips de memoria y otros activos para paliar los efectos de la reducción de capital, y su división nuclear estadounidense, Westinghouse Corp, ha solicitado la declaración de insolvencia para protegerse de los acreedores.

En medio de todo esto, el grupo tiene que decidir qué oferta por su división de chips acepta. La más alta hasta la fecha, 27.000 millones de dólares, es la de Foxconn, pero las autoridades japonesas van a tener dificultades para aceptarla, ya que afirmaron que no aceptarían ofertas de inversores y empresas que supusiesen un riesgo para la seguridad nacional. A Foxconn se la ve así, puesto que tiene lazos bastante fuertes con China. Veremos en qué queda al final toda la problemática que rodea a Toshiba.

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