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Elon Musk compra Twitter y despide de inmediato a sus principales directivos

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Elon Musk

Terminó el culebrón de la venta de Twitter: Elon Musk ha comprado por fin la compañía por los 44.000 millones de dólares que ofreció en un primer momento. Pero puede que comience otro culebrón sobre el futuro de la red social y lo que Musk quiere hacer con ella. Porque no ha perdido el tiempo y nada más poner el pie en la sede de la empresa ya como su dueño, lo primero que ha hecho es despedir a varios de sus principales directivos. Un mínimo de cuatro de ellos, según el New York Times, han sido expulsados, y al menos uno ha tenido que ser escoltado fuera de la sede de la compañía.

Los despedidos son el CEO de Twitter, Parag Agrawal; su CFO, Ned Segal; su Responsable del departamento legal, Vijaya Gadde (quien al parecer tomó la decisión de la suspensión de la cuenta de Trump) y su Consejero general, Sean Edgett. Es muy probable que no sean los únicos, porque Musk ya ha avisado de que se avecinan muchos cambios en la empresa. A la vista de los despidos, empezará por cambiar su liderazgo, pero también ha anunciado nuevos sistemas para conseguir ingresos, y por descontado, despidos.

De hecho, hace solo unos días anunció que iba a despedir al 75% de la plantilla de Twitter, que actualmente está compuesta por más de 7.500 personas, aunque acabó retractándose y asegurando a los trabajadores de la compañía que no iba a despedir al 75%. Aun así, es probable que la mayoría de trabajadores tengan que buscar otro trabajo. Alrededor de 700 no han querido esperar. Son los que desde junio han ido abandonando sus puestos para incorporarse a otras empresas. Es probable que tardemos poco tiempo en saber cuántos más serán los que salgan, aunque esta vez no por su propia voluntad.

Por otro lado, el cierre del acuerdo, abre un periodo de incertidumbre para Twitter. Musk asegura que es un «absolutista de la libertad de expresión«, y asegura que en Twitter hay censura, particularmente hacia las opiniones más conservadoras. Lo que ahora quiere, al parecer, es convertir la red social en un lugar con mayor espacio para comentarios de todo tipo, algo que piensa comenzar a hacer revirtiendo el bloqueo permanente de muchas o todas las cuentas que se encuentran suspendidas. Entre ellas, la más polémica de todas: la de Donald Trump.

Lo que opina Musk sobre la libertad de expresión en Twitter, podría, en función de cómo lo gestione, amplificar los problemas de contenido tóxico que tiene la red, y por lo tanto afectar a los debates sobre política que se dan en redes en todo el mundo. Mientras tanto, los Republicanos de Estados Unidos, a pocos días de sus elecciones de medio mandato, celebran el cierre de la operación, subrayando que pronto se acabará la censura.

Veremos, no obstante, en qué queda todo esto. Varios investigadores han señalado que las normas de Twitter han sido esenciales para combatir la desinformación y el discurso del odio online. Los anunciantes no han perdido tampoco el tiempo, y ya hay marcas que aseguran que como devuelvan la cuenta a Trump retirarán su publicidad de la plataforma. Otros están preocupados por la posibilidad de que anuncios de sus productos puedan aparecer junto a tweets polémicos.

Otro de los grandes cambios que planea Elon Musk es convertir a Twitter en una empresa privada, y sacarla de bolsa. De esta manera, Musk podrá hacer y deshacer a su antojo sin tener que dar explicaciones a los accionistas, como sucede ahora. Es el paso previo para poder, según él, solucionar todos los problemas de la compañía, que no están relacionados solo con la censura, el ambiente tóxico y la desinformación. Hace bastante tiempo que la red social tiene problemas para conseguir nuevos usuarios y crecer. No solo eso, sino que además los usuarios más activos van dejando progresivamente de utilizarla. Tampoco consigue aumentar sus ingresos de manera apreciable y notable.

Pero aun así, su nuevo propietario está convencido de que tiene un potencial tremendo, y según aseguraba el pasado mes de abril, cuando hizo su oferta de compra, quiere «trabajar con la empresa y su comunidad de usuarios para desbloquearlo«.  Elon Musk es uno de los usuarios más activos de la plataforma, y tiene casi 110 millones de seguidores.

Comenzó a acumular acciones de Twitter este mismo año. En abril hizo una oferta de compra de Twitter, que fue aceptada por su junta directiva, y aseguró que levantaría las políticas de moderación de contenidos de la red, eliminaría el spam y agregaría nuevas funciones. También prometió más transparencia sobre los algoritmos empleados para promocionar el contenido.

Pasadas unas pocas semanas, no obstante, empezó a tener dudas sobre el acuerdo, para retirar poco después la oferta de compra, alegando que su dirección no había contado con precisión las cuentas de spam de la plataforma, y que le habían mentido. La respuesta de la dirección de Twitter no se hizo esperar, y denunciaron a Elon Musk ante un tribunal de Delaware para obligarle a mantener la oferta.

Además, le acusaban de intentar retirar la oferta de compra porque la situación económica general había mermado su fortuna personal. Musk había asegurado que él pondría 33.000 millones de dólares de su bolsillo de los 44.000 ofrecidos por Twitter, y es evidente que el empeoramiento de sus finanzas no era lo mejor de cara al desembolso que le supondría la compra de la plataforma. Pocos días después de puesta la demanda, Musk intentó negociar y rebajar el precio de compra de Twitter, pero no tuvo éxito.

Finalmente, a principios de este mes, aceptó comprar la red en los términos establecidos en el momento de hacer la oferta en la pasada primavera. La jueza encargada del caso, por tanto, aplazó la vista del juicio sobre esta operación, prevista inicialmente para mediados de octubre, a hoy día 28, para ver si se cerraba efectivamente el proceso, como finalmente ha sucedido.

Ahora está por ver si Elon Musk consigue los objetivos que tiene para Twitter, a la que ha asegurado que convertirá en una «app para todo» llamada X. Cuando presentó la propuesta de compra a los inversores la primavera pasada, dijo que la plataforma conseguiría unos ingresos anuales de 26.400 millones de dólares, y que para 2028 tendría 931 millones de usuarios. Un objetivo ambicioso si tenemos en cuenta las cifras que ofrece ahora 200 millones de usuarios y 5.080 millones de dólares de ingresos en 2021.

Por ahora, como hemos mencionado, lo primero que ha hecho Musk es tranquilizar a los anunciantes con una carta que les envió ayer mismo a través de Twitter. En ella, les asegura que la red social no se puede convertir en un infierno en el que cualquiera puede decir lo que quiera sin consecuencias, y que Twitter aspira a ser la plataforma de publicidad más respetada del mundo. Veremos qué es lo que sucede en las próximas semanas y meses, aunque seguro que los primeros cambios, y probablemente más despidos, no tardarán en llegar.

Redactora de tecnología con más de 15 años de experiencia, salté del papel a la Red y ya no me muevo de ella. Inquieta y curiosa por naturaleza, siempre estoy al día de lo que pasa en el sector.

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