A Fondo
Qué necesita una empresa para convertirse en «cloud first»

Mientras que unas empresas ya nacen, de serie, con una estrategia «cloud first», otras empresas, sobre todo las que tienen ya cierto tiempo y están inmersas en un proceso de transformación digital, están tratando de convertirse en ellas. Se trata de un enfoque cada vez más popular en todo tipo de sectores para las empresas, dado que cada vez avanzamos más hacia un entorno en el que estamos acostumbrados a tener acceso a los datos en cualquier parte, y en el que la IA y la analítica permiten a las empresas conseguir información valiosa para la toma de decisiones sin importar donde quieran consultarla.
Pero para convertirse en una compañía «cloud first» es necesario desarrollar antes una estrategia cuidadosa para avanzar hacia el objetivo, y planificarla paso a paso. También hay que tener muchos otros factores en cuenta, y tener presente que todas las áreas de una empresa, y sus trabajadores, necesitarán apoyo y tiempo para poder conseguir el objetivo.
Convertirse en una empresa «cloud first» también implica un cambio de cultura y procesos, así como en la manera de trabajar. Nadie debería hacer una migración a la nube y esperar que las cosas sigan haciéndose de la misma manera.
Otro de los aspectos a tener en cuenta es que el cambio a la nube debe ser iterativo, ya que lo que funcione en una primera fase puede que no funcione para la segunda. Y así, sucesivamente. Para evitar problemas, es imprescindible llevar un registro detallado de todo el proceso que lleva desde los primeros pasos de planificación a los últimos de ejecución y despliegue.
De esta manera, si hay algún problema en alguna fase del proceso se podrá consultar no solo en qué punto se ha producido el fallo, sino también contar con más facilidades por si hubiese que retroceder e incluso volver a empezar el proceso.
Cambio de sistema, mentalidad y procesos
Pasar a ser «cloud first» implica asumir que los servicios de tecnología que se usan en sus departamentos vendrán a través de la nube por defecto, dejando atrás las herramientas instaladas en local. Para las empresas que ya tengan un tiempo esto implica, generalmente, pasar servicios a la nube a medida que se acerca el final de su vita útil. Para otras más nuevas puede llevar a desarrollar su fase de crecimiento y escalado en la nube, dejando atrás por completo una infraestructura tradicional.
Tener la nube como objetivo prioritario también quiere decir que será necesario diseñar los sistemas, las aplicaciones y los procesos para que sean nativos cloud. Por eso, en esta fase, será necesario centrarse en su escalabilidad, resiliencia y adaptabilidad. Los equipos de TI que se encarguen del paso a la nube, por lo tanto, tendrán que repensar sus esquemas de TI e ingeniería tradicionales, y en muchos casos adoptar una cultura que use la metodología DevOps para avanzar.
Las empresas «cloud first» también están adoptando, a medida que crecen y evolucionan, las tecnologías que pueden ofrecerles posibilidades para agilizar y optimizar procesos. Como la IA, el machine learning o la analítica en tiempo real. De esta manera, además, cuentan con más datos e información sobre la empresa, y pueden tomar decisiones con mayor nivel de información.
A la vista de todo esto, una estrategia «cloud first» necesita una hoja de ruta clara, que se prioricen las cargas de trabajo y que se haga hincapié en la seguridad y en el cumplimiento de las normativas para proteger los activos de la empresa.
Quienes la desarrollen necesitan comprender diversas métricas clave para determinar no solo la estrategia en general, sino los hitos iterativos para desarrollar el paso a la nube y qué objetivos quieren conseguid. También es importante que abracen el aprendizaje continuo y se acostumbren a dar y recibir información sobre el proceso y todo lo que le rodea de manera habitual. Por descontado, la innovación que implica la adopción de un esquema «cloud first» debe estar centrado en el cliente.
El periodo de transición necesita una valoración exhaustiva previa de los sistemas existentes para saber qué dimensión tiene que tener la infraestructura en la nube a utilizar. También para identificar áreas en las que las soluciones cloud puedan ofrecer más agilidad, escalabilidad y eficiencia en cuanto a costes.
No hay que olvidar la necesidad de planificar una migración a la nube por fases de la carga de trabajo, los datos y las aplicaciones. Todo mientras se establecen procesos de optimización y de monitorización del rendimiento. Es aconsejable también cambiar la forma de trabajar de los equipos para que sea más colaborativa y flexible.
Problemas a la hora de adoptar un sistema «cloud first»
Cambiar los hábitos antiguos puede resultar complicado al pasar a la nube. Es uno de los problemas principales del paso a la filosofía «cloud first» en la empresa. Sobre todo en los equipos que no están lo bastante familiarizados con las tecnologías cloud. El problema puede solventarse con formación adecuada para que el paso a la nube no resulte tan complejo para ellos. También es necesario gestionar los costes de manera eficaz, y evitar repetir patrones de consumo de recursos excesivo que puedan llevar a gastos desorbitados en la nube.
Antes de migrar también es necesario comprobar la solidez de la seguridad, para evitar que los datos queden desprotegidos tanto durante la migración como una vez que estén en la nube. Así no solo se evita perderlos, sino también interrupciones de servicio no deseadas. Por supuesto, también hay que cuidar la seguridad después de la migración, utilizando herramientas de cifrado, controles de acceso, autenticación multifactor y monitorización continua de los servicios y los sistemas utilizados.
Otro de los fallos es no implicar lo bastante a todas las partes que tienen que utilizar después la nube, y no informarlas de los pasos que se van a dar o de qué pasará tras el cambio a la nube. LA incertidumbre puede ser una barrera importante, y no solo causar retrasos, sino también fallos en la ejecución de procesos o pérdida de datos por desconocimiento de cómo funcionan los sistemas cloud adoptados.
Para evitarlo es necesario informar al detalle de todo el proceso, y por supuesto de sus plazos. No solo antes de que se inicie, sino también cuando se está realizando y una vez terminado. Y por supuesto, como hemos mencionado, formar adecuadamente a toda la plantilla. No importa que parezca algo accesorio, caro, o complicado. A medio y largo plazo, es beneficioso tanto para la economía de la empresa como para la moral y la confianza de los empleados.
A nivel técnico, es necesario tener en cuenta que los sistemas presentes en las empresas, que a veces tienen cierta antigüedad, pueden presentar incompatibilidades con las plataformas cloud. Por tanto, puede que haya que sustituirlos por otros más actuales. Bien por completo o en parte, lo que puede llevar a un aumento del presupuesto que haga que supere las expectativas.
De ahí la necesidad de hacer una buena valoración previa del estado y capacidades de los equipos disponibles. Eso permitirá presupuestar la cantidad necesaria para su sustitución si se necesita desde un primer momento, y redistribuir si fuese necesario las etapas de la migración para ajustarse al presupuesto disponible.
La flexibilidad, en estos casos, es clave para conseguir el éxito. Tanto o más que seleccionar un proveedor cloud adecuado antes de dar el paso y que implicar a toda la empresa en el cambio a una filosofía «cloud first». Porque el paso no será exitoso si solo se implica en él a unas pocas personas o departamentos.
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