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USB-C: ¿qué pasa con el estándar de conexión más usado del mundo?

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USB-C

Los cambios nunca son sencillos. Sean del tipo y la escala que sean, siempre suelen llevar asociados problemas que han de ser solucionados durante el proceso, y que hasta que no han sido solventados impiden dar el mismo por concluido. Y el problema es que, si el cambio es muy acusado y repercute en muchas personas, el tamaño de las complicaciones también suele ser de grandes dimensiones. Esto es lo que está ocurriendo con USB-C (3.1), la nueva versión del que, desde hace ya más de diez años, es el sistema de interconexión de dispositivos más empleado del mundo.

Hace ya tiempo que se conoce al sucesor del aún vigente USB 3, del que ya te hablamos a principios de este año, pero hoy Cnet hace notar en este artículo los problemas que se están produciendo en la llegada del estándar al mercado. Y la principal consecuencia de ello es que muchos usuarios, a día de hoy, están adquiriendo dispositivos con conexión USB-C sin saber, de una manera clara, si van a poder disfrutar de todas las ventajas del mismo.

Lo más destacado por la mayoría es el nuevo formato del conector, que puedes ver en la imagen, y que acaba de una vez por todas con los «errores» a la hora de intentar conectar un cable o dispositivo. Como bien sabes, hasta ahora sólo se podía insertar en una posición (que, generalmente, nunca es la primera que probamos), pero el conector USB-C es totalmente simétrico, por lo que puede ser conectado «por ambos lados». Y puede parecer un detalle menor, pero resultaba tan importante para los responsables del estándar USB que, tras tener definidos los parámetros de este nuevo estándar, crearon dos equipos de trabajo: uno encargado del conector, y otro de las funciones del estándar. Y, aunque el trabajo de ambos equipos es, evidentemente, convergente, las entregas por parte de ambos no han ido de la mano.

Esto, por resumirlo, significa que desde hace meses ya es posible encontrar dispositivos que cuentan con un conector USB-C… a medias, es decir, que sólo cumple el nuevo estándar en lo que se refiere a su conector. Sin embargo, no cuentan con el resto de las funciones del mismo. ¿Y qué funciones son esas?

  • Mayor velocidad: La primera versión de USB que se popularizó, la 1.1, tenía una tasa de trasferencia de hasta 12 megabits por segundo. Parecía mucho en comparación con las conexiones en serie y paralelo, las comunes hasta entonces. Con USB 2.0 la velocidad se multiplicó por 40 para subir hasta los 480 mbps. El más reciente 3.0 (el de los conectores de color azul) dio otro gran salto, hasta los 4,8 gigabits por segundo y, con el estándar USB-C (3.1), la tasa de transferencia se multiplica por dos, hasta los 10 gbps.
  • Capacidad de carga de dispositivos «grandes»: Hasta ahora uno de los usos más comunes de USB es la carga de pequeños dispositivos (móviles, baterías de emergencia, etcétera). Sin embargo, la nueva revisión de este estándar permite emplearlo también para cargar dispositivos de mayor tamaño. El principal ejemplo de ello es, sin duda, que puede utilizarse para cargar ordenadores portátiles.
  • Señal de salida de vídeo: La multiplicación por dos de la tasa de transferencia permite utilizar USB-C para transferir señal de vídeo a pantallas externas sin generar cuellos de botella.

Sin duda, y a diferencia de revisiones anteriores (desde la versión 1.0), en esta ocasión el cambio es mayor, puesto que no sólo se refiere a un incremento en la velocidad, sino también a nuevas e interesantes funciones. Por lo tanto, la comunidad de usuarios que esperan su llegada es, sin duda, creciente. Sin embargo, el problema al que se refiere Cnet en su artículo es que, en no pocos casos, usuarios se están encontrando con dispositivos con conexión USB-C que, en contra de lo que cabría esperar, no cuentan con todas las funciones que deberían.

Un ejemplo de implementación completa del nuevo estándar es el llevado a cabo por Apple, que lo ha incluido en sus nuevos Macbook (la gama intermedia entre los Air y los Pro) y también los Chromebooks de Google Pixel 2. En ambos casos, el conector se emplea para transferencia de datos (como siempre), pero también para carga y para salida de señal de vídeo. Sin embargo, Dispositivos como el smartphone Google Nexus 6P o el portátil HP Pavilion X2 no permiten emplear USB-C para «sacar» señal de vídeo a pantallas externas. Y eso por no hablar de dispositivos que, como mencionábamos al principio, en realidad ofrecen una conexión USB 3.0, pero con el conector de USB-C.

Los principales responsables del estándar afirman que el año que viene, con toda seguridad, los dispositivos con conexión USB-C contarán con todas las funciones esperadas. Mientras tanto, y para informar adecuadamente a los usuarios, se han definido tres iconos, que harán referencia a las funciones de las conexiones USB-C de los dispositivos:

Logos USB

Imagen: Cnet

Como verás, estos tres nuevos logos muestran el tradicional tridente dentro de una batería, esto indica que el conector es apto para cargar dispositivos «grandes» (portátiles y similares). El de la izquierda, no obstante, se queda en la velocidad de USB 2.0. El central, por su parte, indica que la tasa de transferencia es la de USB 3.0 (4.8 gigabits por segundo) y sólo el de la derecha garantiza una velocidad de 10 gbps. Esto en lo que se refiere a la capacidad de carga. Todavía se están definiendo los elementos gráficos que indicarán si el conector permite emplearlo para salida de vídeo.

La explicación que dan algunos fabricantes, sobre la no inclusión de todas las funciones en las conexiones USB-C de sus dispositivos es, principalmente, económica. Por ejemplo, Cnet cita a Mike Nash, de HP, que afirma que incluirlas todas supone un incremento en el precio final de los dispositivos. Incremento que, en productos como su Pavilion X2 (un convertible de bajo precio) pueden no compensar de cara a los usuarios.

Imagen: usb.org

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