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Las predicciones de Nicholas Negroponte, a examen (I parte)

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Nicholas Negoponte

El nombre de Nicholas Negroponte está, sin duda, asociado de forma indisoluble al de la evolución de la tecnología y la comunicación durante la segunda mitad del siglo XX y y los principios de este tercer milenio. Para algunos destaca por su iniciativa OLPC (One Laptop Per Child), con la que pretendía llevar portátiles de bajo coste a países del tercer mundo, con el fin de que los niños de los mismos tuvieran acceso a diversos recursos educativos que les ofrecieran un futuro mejor.

Para otros, el principal hito de su carrera profesional fue la creación del Media Lab del MIT, un laboratorio en el que, durante muchos años, se ha vislumbrado el futuro de la comunicación. Y no son menos los que destacan su figura como fundador de Wired, probablemente la revista sobre tecnología y comunicación más importante de la historia hasta el momento.

Para mí, sin embargo, y por encima de todo lo nombrado anteriormente, Nicholas Negroponte es el autor de uno de los libros que me cambiaron la vida: Ser Digital (Being Digital). Hasta el momento de leerlo (mitades de 1996) mi aproximación a Internet era puramente técnica (fundamentos de funcionamiento, topologías de red, servicios asociados, etcétera). Sin embargo, el planteamiento de futuro del libro me hizo pensar también en sus posibilidades, en el modo en que podía cambiar nuestras vidas y, sin duda, en que quería que mi futuro profesional estuviera ligado a la red de redes (¡yupi!).

Recuerdo que una de las cosas que más me impresionaron fue el modo en el que el autor se «mojaba», intentando predecir el futuro de la tecnología. Pensé: «dentro de algunos años tendría que verificar cuánto de esto se ha cumplido» y, vaya, parece que es precisamente eso lo que estoy a punto de hacer. Han pasado 21 años desde su publicación, en enero de 1995, ¿damos un repaso a las predicciones de Being Digital?

  • Proliferación de Internet: Por increíble que parezca ahora el recordarlo, en aquellos entonces no llevábamos Internet en el bolsillo, no disponíamos de conexiones de banda ancha y el número de usuarios y el volumen de datos de la red era de varios órdenes de magnitud inferior a los actuales. Sin embargo, ya supo ver que el gran boom de Internet estaba a punto de llegar.
  • Cambio de átomos por bits: Quizá la manera de la que mejor se resume esto es que apuntó a que, en un futuro, muchas personas podrían leer ese mismo libro, pero en una versión electrónica del mismo. Todo aquello susceptible de ser digital, pasaría a ser digital. ¿Ejemplos? Libros, música, películas… industrias todas relacionadas con los contenidos, y que han visto y vivido un gran cambio de modelo de negocio. Y, como dijo Negroponte, han tenido que dejar de vender átomos y empezar a vender bits.
  • Contenidos personalizados: El valor de una información concreta varía mucho de un usuario a otro. Así, por ejemplo, saber qué tiempo hará mañana en Buenos Aires es, sin duda, mucho más valioso para cualquier porteño que para mí. A no ser, claro, que yo tenga que viajar a la capital de Argentina, o que tenga a algún familiar o amigo allí, o que… Sí, las necesidades informativas son distintas para cada persona, y el libro apuntaba a que el futuro de los medios de comunicación, especialmente de los diarios, pasaba por ser capaces de ofrecer una selección personalizada de contenidos a sus usuarios. A la larga, serían los usuarios los que determinarían qué contenidos les interesan.
    Aquí ocurre que, curiosamente, los usuarios sí que han evolucionado en esa dirección, pero los medios no han sido capaces de seguir este ritmo. En consecuencia, hoy tenemos agregadores y readers en los que, en vez de depender de la selección que pueda hacer un diario para nosotros, recopilamos todas las fuentes que nos interesan en una especie de Reader’s Digest unipersonal.

(Mañana publicaremos el resto de predicciones)

Imagen: Gin Kai

Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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