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Enfermos por trabajar (supuestamente) en Samsung: esto dicen los afectados

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A día de hoy nos puede sonar como algo más que común y, en algunos casos, incluso como algo tedioso. Sin embargo, la valoración y el seguimiento de los riesgos laborales no es algo ni tan arraigado ni tan común como nos gustaría pensar. En España, sin ir más lejos, la primera ley que vino a regular los mismos y a definir la protección de los trabajadore es la 31/1995, aprobada el 8 de noviembre de 1995. Hasta hace algo menos de 21 años, ninguna norma legal establecía las condiciones de seguridad que deben cumplir los puestos de trabajo para quienes los desempeñan.

Cuesta creer que, hasta hace no tanto, la seguridad de los trabajadores que trabajaban en las minas, dependiera de un simple canario, que era su sistema de detección y alerta ante las fugas del letal gas grisú. O que hace solo 20 años, en 1996, todavía se estuviera debatiendo sobre si era necesario prohibir las placas de uralita, un material de construcción muy popular por aquellos entonces. Material compuesto parcialmente de amianto y, por lo tanto, muy nocivo para la salud.

En todas partes cuecen habas, como dice la sabiduría popular, y Corea del Sur no es una excepción. Hace ya unos meses te hablábamos de los problemas de salud de los empleados de algunas factorías de Samsung, y que tras su experiencia laboral en el gigante de la tecnología han contraído diversas enfermedades. Enfermedades que, en base a los indicios, parecen estar muy directamente relacionadas con las condiciones de trabajo en dichas fábricas o, más concretamente, con los productos y materiales a los que se vieron expuestos durante dichos trabajos. Cabe recordar, a este respecto, que la empresa ha aceptado indemnizar a los trabajadores afectados (siempre que cumplan determinadas condiciones), pero nunca ha llegado a reconocer su responsabilidad en el desarrollo de las mismas. Y también que, según indicaba Associated Press en diciembre del año pasado, Samsung se niega a cambiar las condiciones de trabajo de dichas factorías, tal y como reclaman las asociaciones de afectados.

Y hoy, en un nuevo artículo dedicado a este problema, Associated Press ha hablado con algunos afectados, así como familiares, cuyas declaraciones reproducimos aquí por su especial interés:

Park Min-Sook (43 años), ex-empleada de una factoría de integrados de Samsung y superviviente de un cáncer de pecho, afirmó «En una situación en la que la vida de las personas está en juego, (Samsung) trajo trabajadores del entorno rural, sin informarles sobre los riesgos de seguridad, y actuó como el dinero lo fuera todo. Los trató como si fueran vasos desechables».

Hwang Sang-Gi, padre de Hwang Yu-Mi, ex-trabajadora de Samsung fallecido de leucemia con solo 22 años, y de quién ya te hablamos hace unos meses, es un activista en el movimiento para lograr que se realicen inspecciones independientes en las fábricas de la multinacional. Según sus palabras, «En una ocasión, (Samsung) me ofreció 864.000 dólares, a cambio de mi silencio, con la intención de desvincular la enfermedad de mi hija con su entorno laboral, y que de este modo yo me quedara sin elementos para luchar contra ellos».

Park Won-Hee (42 años) años, ex-empleada de una factoría de chips de Samsung y diagnosticada de lupus, enfermedad que le impide acceder a un trabajo normal. Es madre soltera de una hija en edad adolescente. «Vivo en una casa subvencionada por el gobierno, tengo un hijo adolescente y he tenido que pedir ayuda económica a mi familia, pero no pueden ayudarme. Lo siento por las personas que no han podido obtener una indemnización (de Samsung), pero quienes lo hemos hecho ha sido por una necesidad real. Yo lo he hecho para poder ofrecer un futuro mejor a mi hijo«.

Esta declaración está relacionada, sin duda, con las denuncias por parte de Banolim, la principal agrupación de empleados que, supuestamente, han desarrollado enfermedades a partir de su trabajo en las plantas de Samsung, y que acusa a la compañía de pretender comprar el silencio de algunos de los empleados, para evitar que el resto puedan lograr sus objetivos. Es decir, lo mismo que afirma Sang-Gi en su comentario anterior.

Song Bok-Ja, madre de Chung Ji-Yeon, ex-trabajadora de Samsung y que falleció, a causa de la leucemia, con 34 años de edad. Afirma, «Lo que encuentro más injusto es que algunas personas han obtenido una indemnización, pero otras no. Mi hija fue diagnosticada poco más de 10 años después (de trabajar en Samsung), pero las indemnizaciones solo se ofrecen a quienes hace 10 años o menos de su trabajo en la empresa».

Kim Mi-Seon, de 36 años y ex-trabajadora de la división de pantallas de Samsung. Fue diagnosticada de esclerosis múltiple y perdió la vista. Actualmente tiene que vivir junto a sus hermanas en un apartamento subvencionado por el gobierno. Su afirmación resulta particularmente reveladora: «Nunca recibimos formación alguna (en la factoría) sobre qué productos químicos podían ser peligrosos, de cara a que tomáramos las medidas de seguridad adecuadas».

 

Imagen: CEFICEFI

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