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De Software Libre y Open Source, y de cómo las licencias lo atan todo

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Open Source

¿Es lo mismo Open Source que software libre? ¿Es lo mismo código abierto que Software Libre? Mucha gente confunde estos términos como si fuesen sinónimos, cuando lo cierto es que depende del contexto en el que se usen para tomarlos como tales. Así, utilizar open source en minúscula cuando escribimos en español no es más que un anglicismo mal empleado, mientras que hacerlo en mayúscula nos remite a la Open Source Initiative, la organización dedicada a la defensa y promoción del software de código abierto. Por otra parte, Open Source y software libre sí tienen mucho que ver, pues ambos casos y salvo alguna excepción muy particular se refieren al software publicado bajo licencias libres compatibles; pero Open Source y Software Libre se distancian un trecho, siendo el segundo un término que trasciende el aspecto técnico, significándose en movimiento social.

El movimiento del Software Libre, de hecho, fue el pionero. Ideado por Richard Stallman, se basa en cuatro libertades esenciales:

0. Libertad de usar el programa, con cualquier propósito (uso).
1. Libertad de estudiar cómo funciona el programa y modificarlo, adaptándolo a las propias necesidades (estudio).
2. Libertad de distribuir copias del programa, con lo cual se puede ayudar a otros usuarios (distribución).e
3. Libertad de mejorar el programa y hacer públicas esas mejoras a los demás, de modo que toda la comunidad se beneficie (mejora).

Las libertades 1 y 3 requieren acceso al código fuente porque estudiar y modificar software sin su código fuente es muy poco viable.

A partir de esas libertades surgieron licencias para garantizar su cumplimiento y protección legales, y a organizaciones como el proyecto GNU o Free Software Foundation se unieron otras como la mencionada Open Source Initiative, en constante liza a causa del enfrentamiento entre ideología social y pragmatismo tecnológico, que finalmente ha sido el factor dominante. Sin Richard Stallman y el movimiento del Software Libre nada de esto hubiese existido tal y como lo conocemos, pero sin las empresas y la concreción del Open Source nunca se hubiese llegado tan lejos.

Lo verdaderamente importante en todo este asunto, sin embargo, es que tanto software libre, software de código abierto u Open Source, son iguales en su función práctica, esto es, los términos para referirse a algo pueden ser mil, cada uno con sus propios matices, pero lo que de verdad vale en el mundo real son las licencias: es lo único que garantiza consideraciones legales. Otro error común a este respecto es hablar de software libre y software propietario, ya que con la retorcida excepción del dominio público, todo el software tiene «propietario», sea libre o no, sea gratis o no; y es que otorgar libertades no menoscaba la atribución del autor o autores o el derecho a cobrar por su trabajo. Por eso el término software privativo es más adecuado, porque priva de libertades al usuario.

Esta pequeña gran introducción es importante para comprender mejor las vicisitudes del software libre o de código abierto a lo largo de su historia, pues aunque Richard Stallman le dio forma al fondo, la tendencia de compartir venía de mucho antes. Stallman la vivió, y fue precisamente el desconcierto ante el cambio de paradigma el que motivó todas las iniciativas que impulsa va camino de 35 años. Stallman no entendió entonces por qué compartir programas pasaba a ser un delito, o por qué el código de los mismos se ofuscaba en archivos binarios. Años más tarde, un universitario finlandés llamado Linus Torvalds crearía Linux, el núcleo que le faltaba al sistema operativo que el proyecto GNU llevaba desarrollando durante todo ese tiempo, y, como se suele decir, el resto es historia. Una historia de éxito, cabe añadir, que no fue posible sin una vuelta de tuerca al concepto que contentase al sector corporativo: lo que ahora conocemos como Open Source; y sin mucho otros apoyos e iniciativas.

A día de hoy Software Libre y Open Source conviven en relativa armonía: las comunidades y organizaciones del primer grupo no renuncian a sus principios, y las organizaciones del segundo no renuncian a las ventajas competitivas que les aporta un modelo de desarrollo que se ha probado como más eficiente. El mejor ejemplo es el de GNU/Linux y el entorno que lo rodea, formado por centeneras de proyecto independientes entre sí pero ligados a un mismo fin, donde hay quien colabora de manera desinteresada, y donde hay quien se dedica a ello de manera profesional. En último término ambos contribuyen al mismo fin, dado que es la licencia que aplique cada uno a su obra lo que determinará las libertades y obligaciones bajo las cuales la distribuye.

Y por supuesto, no hay que confundir nunca Open Source o código abierto con acceso al código para ver, pero no para tocar y reutilizar. Por eso son las licencias las que lo atan todo y no un mero término o un sesudo concepto, por muy populares que sean.

Enfocado en las nuevas tecnologías empresariales y de usuario final. Especializado en Linux y software de código abierto. Dirijo MuyLinux y escribo en MC, MCPRO y MuySeguridad, entre otros.

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