Conecta con nosotros

Noticias

Scott Gottlieb: ¿joya de la corona de la administración Trump?

Publicado el

Scott Gottlieb

Que las dos primeras noticias del año, en relación con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hayan sido que ha celebrado el cambio de año en un resort de su propiedad (en el que, por cierto, el precio de la entrada se ha incrementado desde que es presidente) y el cruce de bravatas y descalificaciones con Kim Jong-un (frente, todo hay que decirlo, a las inaceptables amenazas del dictador de Corea del Norte), no da una imagen demasiado positiva de la política de Estados Unidos. Sin embargo, CNBC publica una más que interesante entrevista con Scott Gottlieb, el máximo responsable de la FDA (Food and Drug Administration). Una publicación en la que, sin duda, queda claro que también podemos encontrar mucho talento en el equipo conformado por Trump.

Es importante saber que, antes de acceder al cargo, Gottlieb ha sido un inversor de capital riesgo con bastante relación con el sector tecnológico, además de ser médico y de haber vivido en su propia piel la lucha contra el cáncer. Y, aunque pueda no parecerlo, ambos aspectos repercuten de manera muy, muy directa, en su gestión de la agencia federal y, más concretamente, los procesos que se llevan a cabo en la misma de cara a la puesta en marcha y aceptación de nuevas soluciones relacionadas con la salud, la monitorización de la misma y el tratamiento de las enfermedades.

Y es que, precisamente por su conocimiento del modo en el que funciona el sector tecnológico, es muy consciente de que los dilatados plazos con los que suele trabajar la FDA de cara a las aprobaciones. Es indudable que, cuando hablamos de medicamentos y otros productos similares, es fundamental someterlos a tantos controles de seguridad como sea necesario, tanto para valorar su efectividad, como para minimizar el potencial riesgo de los efectos secundarios. Sin embargo, cuando hablamos del empleo de soluciones tecnológicas para, por ejemplo, monitorizar determinadas constantes vitales, o alertar de determinadas circunstancias, esos plazos tan dilatados pueden provocar que, cuando un dispositivo se valida para su uso médico, en realidad éste ya haya quedado más que obsoleto.

Por ejemplo, recientemente se ha empezado a hablar de las posibilidades del Apple Watch, con su pulsómetro, como un sistema para detectar posibles subidas de tensión, algo que para cualquier persona con problema de hipertensión puede ser muy, muy valioso, especialmente si tenemos en cuenta que, en la actualidad, los sistemas que se emplean para tal fin obligan a llevar un medidor de tensión, con la banda hinchable en el brazo y un monitor conectado con un cable al mismo. Un dispositivo que no se puede emplear, por ejemplo, mientras estamos realizando esfuerzos físicos, y que afecta de una manera muy significativa a quienes lo llevan puesto.

El problema es que, con unos plazos que se miden, por norma general, en años, nos podríamos encontrar con que, cuando la FDA finalmente aprobara, por ejemplo, la tercera generación del reloj de Apple, ésta ya no se encuentre a la venta, y que en su lugar ya solo podamos adquirir la sexta, la séptima o incluso la octava. Y el problema se iría arrastrando constantemente, pues para cada nuevo dispositivo (o generación del mismo), sería necesario llevar a cabo un proceso de validación similar. Y esto es aplicable tanto al hardware como al software. Para acabar con este problema Scott Gottlieb ha puesto en marcha en la FDA un programa de precertificación, que permite acelerar de manera sustancial los plazos necesarios para que la agencia reconozca la utilidad y validez de determinadas soluciones tecnológicas en el ámbito de la salud. Un programa en el que ya participan tecnológicas como Apple y Samsung, y que permitirá, en un futuro próximo, acabar con esos plazos y, de esta manera, que nuestros dispositivos se conviertan en un monitor constante de nuestro estado de salud.

 

Imagen: Endpoints News

Lo más leído