La enseñanza de un idioma a los sistemas de Inteligencia Artificial se hace, normalmente, utilizando métodos parecidos a los que empleamos los adultos para hacerlo. Mediante anotaciones con el significado de las palabras. Pero a diferencia de cómo lo hacemos los humanos, también se les suelen suministrar otras instrucciones, en las que se «explica» a estos sistemas cómo funciona cada palabra.
Esto, evidentemente, además de una tarea lenta, no es excesivamente práctico. Lleva demasiado tiempo generar estas instrucciones, entre otras cosas. Por eso, varios equipos de científicos llevan tiempo estudiando cómo conseguir un sistema más eficaz. Y en el MIT han dado con uno: hacer que la Inteligencia Artificial aprenda como lo hacen los niños.
Para ello, un equipo de investigadores del MIT ha desarrollado un analizador sintáctico capaz de imitar los procesos de aprendizaje de los niños. Es decir, el analizador se encarga, para conseguir que una Inteligencia Artificial aprenda un idioma, de observar escenas y de establecer conexiones. En concreto, el sistema estudia vídeos que se le suministran, y «aprende» a relacionar palabras con objetos y acciones.
Para ello, el sistema se encarga automáticamente de determinar la precisión de una descripción, y convierte los significados potenciales en expresiones matemáticas lógicas. Una vez hecho esto, el sistema selecciona la expresión que representa de manera más precisa lo que «piensa» que está sucediendo en el vídeo que está viendo. Y aunque la Inteligencia Artificial puede que tenga en principio un gran número de significados potenciales y muy poca idea de cuál va mejor a lo que está viendo, irá reduciendo las posibilidades de manera gradual.
Si se le suministran anotaciones sobre las imágenes puede acelerarse el proceso de aprendizaje de la Inteligencia Artificial, pero no las necesita obligatoriamente. Este sistema es bastante flexible, lo que es crucial para su avance. Así, a medida que va observando su entorno, puede también aprender basándose en cómo habla la gente.
Gracias a este y otros sistemas, el MIT ve un futuro con robots que se podrán adaptar a los hábitos lingüísticos de la gente que le rodee, y que incluso puedan identificar fragmentos de frases y otros signos típicos del lenguaje informal que emplean habitualmente los humanos.
Este método podría acelerar el proceso de aprendizaje de los sistemas de Inteligencia Artificial, y conseguir que puedan gestionar y manejar idiomas poco comunes, que en muy pocas ocasiones consiguen contar con anotaciones explicativas que sean comprensibles para la Inteligencia Artificial. Además, podría llevar al nacimiento de robots que requieran menos mantenimiento y sean más autónomos. Por el momento, el principal desafío con este tipo de sistemas es enseñar a los robots que aprendan de esta manera a aprender a base de interacciones, y no sólo observando.
Foto: MIT News