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Estados Unidos da un paso atrás y aprueba una prórroga de tres meses para Huawei
Han bastado menos de 24 horas desde el inicio del «terremoto Huawei» para que Estados Unidos recapacite sobre las sanciones impuestas a la multinacional china. Tras un día frenético, en el que muchas de las grandes tecnológicas se han hundido en Bolsa y en el que palabras como desconcierto e incertidumbre han sido las más repetidas, el departamento de Comercio del país americano ha decidido suspender la entrada en vigor de las sanciones durante un periodo inicial de tres meses.
En este sentido, la administración de Donald Trump ha explicado que hasta el próximo 19 de agosto, Huawei Technologies podrá seguir manteniendo la habitual relación comercial que hasta ahora tenía con sus socios americanos. De la misma forma, también se le permitirá hasta la fecha indicada, seguir entregando actualizaciones de software a sus dispositivos móviles.
La sanción que no se levanta sin embargo, es la que impide a Huawei adquirir componentes tecnológicos americanos para el desarrollo de nuevos productos, teniendo que limitarse estas compras al mantenimiento de los ya existentes.
Para los analistas de Reuters, esto es sólo una victoria parcial para la empresa china. Lo que está haciendo Estados Unidos, indican, es dar más tiempo a los fabricantes americanos para reorganizar su cadena de suministro, toda vez que una interrupción «a las bravas» como se había planteado en un primer momento, ponía en serio riesgo la viabilidad de decenas de empresas y miles de puestos de trabajo.
Sin embargo y de forma implícita, el mensaje enviado por las autoridades americanas reconoce el peso específico y tal vez, la dependencia que tiene el conjunto de la industria tecnológica de los distintos proveedores chinos, siendo por supuesto Huawei el más importante de todos ellos.
Para el fundador de Huawei, Ren Zhengfei, el levantamiento temporal de las sanciones no implica sin embargo un gran cambio. Como afirmó ayer mismo en la televisión pública de su país, «las acciones emprendidas hasta el momento por el gobierno de Estados Unidos, subestiman nuestras capacidades». Zhengfei desarrolló el argumento asegurando que aunque seguirán comprando componentes tecnológicos americanos, están preparados para producir masivamente sus propios chips y todos los componentes tecnológicos necesarios para sus productos.
Así las cosas, el departamento de Comercio también ha explicado que transcurridos esos 90 días, volverá a evaluar la situación, admitiendo a preguntas de los periodistas que una segunda prórroga podría ser perfectamente posible. ¿Podríamos entrar en un escenario en el que se levanten de forma definitiva todas las sanciones antes si quiera de que se lleguen a aplicar? Dependerá seguramente de cómo transcurran las negociaciones al más alto nivel entre ambos gobiernos.
Cabe preguntarse por lo tanto si lo que ocurrió ayer fue una decisión en firme, o más bien un globo sonda que se enmarca en la guerra comercial entre Estados Unidos y China, pero que ne realidad, nunca se va a llegar a concretar. Si Google se prestó a «hacerle un favor» a Trump en un momento determinado, aunque eso le llevase a asumir en un solo día pérdidas en Bolsa por encima de los 1.000 millones de dólares.
A nadie se le escapa que la próxima guerra tecnológica va a estar marcada por el desarrollo e implantación del 5G. Pese a quien pese, a día de hoy Estados Unidos no tiene ni la tecnología, ni la capacidad de producción (o incluso un precio competitivo si lo tuviera) para poder competir en este terreno con la compañía asiática. Dicho de otra forma, lo quiera o no, necesita sus antenas.
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