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Opinión

Solo la digitalización podrá sacarnos de la crisis económica del COVID-19

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El secreto de la evolución está en cuestionar los conocimientos previos y ser capaz de ver más allá, con la inquietud y curiosidad que caracteriza al ser humano. La historia de la humanidad ha estado siempre llena de obstáculos, y la evolución se ha encargado de superarlos, desplazando las ideas obsoletas para dar paso a las nuevas.

Después de sobrevivir a la crisis de las puntocom y la gran crisis económica de 2008 ahora las empresas tienen que hacer frente a un nuevo contratiempo, la crisis sanitaria del COVID-19. La pandemia está teniendo un impacto enorme en la sociedad y en la economía. Las consecuencias que tendrá para el tejido empresarial se prevén similares, si no peores a sus predecesoras, siempre y cuando no seamos capaces de adaptarnos y aprovechar el momento para iniciar o reimpulsar una transformación desde las organizaciones.

En este contexto, es esencial tener en cuenta lo que la tecnología puede aportar a esta transformación. Durante estos días la tecnología está demostrando el enorme valor que aporta a los negocios en momentos difíciles, gracias, entre otras cosas, a las capacidades que ofrece en un entorno en el que la presencia física resta más que suma.

La clave de este progreso y supervivencia, después de superar el estado actual de cese de la producción, está en la digitalización. Aquellas compañías y negocios que hayan invertido en tecnología correrán menos riesgos y estarán mejor preparadas. Esta realidad en España arroja unos datos que todavía permiten un gran avance en la materia, el grueso del sector empresarial en nuestro país se encuentra en una fase intermedia del proceso de digitalización, y es que tan solo el 22% de las compañías españolas reconocen dedicar un 5% de su inversión a la digitalización. Pero, ¿cómo debemos llevar a cabo está digitalización en una economía en crisis, si no lo hemos hecho anteriormente?

En primer lugar, cabe destacar los beneficios que ofrece la digitalización del puesto de trabajo y que ya se están observando en el desarrollo de la actividad de muchas compañías. Las tecnologías que facilitan el trabajo remoto, las posibilidades que ofrece el Cloud de trabajar desde cualquier parte del mundo, y la enorme utilidad de las herramientas colaborativas, han sido un paracaídas excelente para paliar las medidas de distanciamiento social.

Otro hecho significativo es que, a diferencia de la etapa industrial, la dinámica del mercado es con demasiada frecuencia impredecible. Hoy la clave está en la capacidad de análisis, implementar las herramientas y tecnologías que nos permitan realizar estas predicciones de forma fiable y así marcar la diferencia entre sobrevivir o caer en esta crisis. En este sentido se pone en valor el uso de las herramientas más tradicionales de business intelligence, así como las tecnologías más modernas de Big Data e Inteligencia Artificial, que ya están ayudado exitosamente en la lucha contra el coronavirus en países como Corea del Sur. Además, la inversión en estas tecnologías no será de corto recorrido, ya que su actual adopción se podrá aplicar en infinidad de casos de uso en el futuro dentro de otros ámbitos como los asistentes virtuales y los chatbots. Todo ello contribuyendo a construir una empresa más inteligente.

Además del Cloud, las herramientas colaborativas o el uso de nuevas tecnologías, los canales digitales y, en particular, los canales web y móvil están siendo una pieza clave para sostener parte de las ventas del tejido empresarial. De no ser por ellos, la caída de facturación habría sido mucho más abrupta. Aquellas empresas que hayan hecho descansar su modelo de negocio sobre el eCommerce, experimentarán un alivio a la caída de ventas de otros canales físicos.

En este contexto de digitalización empresarial, no sólo es importante incorporar estas nuevas herramientas tecnológicas, sino también tener en cuenta la dimensión humana y organizativa, favoreciendo la adopción de nuevas formas de trabajo. Las metodologías orientadas a la gestión de proyectos de forma eficaz y práctica desde un punto de vista innovador como el Agile, o las nuevas filosofías que ejercen de facilitadoras como DevOps y Design Thinking están permitiendo una mayor adaptabilidad a los cambios. No en vano se insiste continuamente en que dicha adopción requiere de un gran cambio cultural.

En último lugar, y en consecuencia de que una parte significativa de la actividad empresarial se realiza fuera de la infraestructura corporativa, debemos prestar especial atención a las posibles vulnerabilidades frente a ataques externos y ciberdelincuencia. En muchas ocasiones no será suficiente con disponer de la clásica “VPN”, ya que el acceso a determinados sistemas o plataformas puede que no se haya pensado para el momento actual. Es entonces cuando debemos plantearnos si hemos invertido lo necesario en ciberseguridad.

Sin inversión no hay cambio. En este nuevo panorama que se nos presenta requeriremos de una apuesta mayor en tecnologías de la información, invirtiendo tanto en proyectos como en formar al equipo humano para tener el conocimiento necesario. La sociedad va a depender enteramente de la tecnología, por lo que también cobrará una mayor importancia la formación en profesiones y especialidades del sector TIC como ingenieros de software, arquitectos y desarrolladores de tecnologías cloud, especialista en herramientas de analítica avanzada, especialistas en aprendizaje automático, ingenieros DevOps y expertos en tecnologías de procesamiento del lenguaje natural. Las áreas de negocio están en contacto creciente con las áreas de IT, por tanto, el conocimiento y lenguaje deberán adaptarse a esa realidad.

Una vez hemos emprendido esta transformación debemos asegurar que la inversión no es en vano. Hasta los proyectos más ambiciosos de transformación digital pueden fallar por distintos motivos, pero la mayoría tienen en común la falta de concienciación para la fase de preparación – por cuestiones culturales -, deficiencia en la comunicación y ausencia de gestión del cambio para la fase de ejecución. Por tanto, el éxito de esta transformación pasa por planificarla en ciclos cortos, incrementales, con métodos de trabajo ágiles y evitar, dentro de lo posible, los proyectos mastodónticos de mayor complejidad.

En este momento la incertidumbre es enorme y, por tanto, la única arma que tendrá la empresa será la capacidad de adaptación para la cual el área de IT significará un apoyo imprescindible.

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Roberto Fuentes Martínez
Director de atSistemas

 

 

Image by Gerd Altmann

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