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Opinión

El Big Data: la bola de cristal existe

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El imprevisto y repentino recurso masivo del teletrabajo a lo largo de 2020 debido a las situaciones de confinamiento por todos conocidas ha propiciado una explosión en términos de creación global de datos en el mundo hasta los 64,2 zettabytes, prácticamente el doble de los “únicamente” 35 zettabytes previstos a inicios de 2020 antes de la pandemia. Y, para hacernos una idea de en qué punto estamos, se estima – una vez más nos quedaremos muy cortos – que serán 2.142 zettabytes los datos creados en el 2035. Recordemos que un zettabyte equivale a 1.000 millones de terabytes y un terabyte a un billón de bytes. 

¿Perdido? Yo también. Pero si, como afirmó Francis Bacon hace casi quinientos años, “la información es poder”, podemos imaginarnos la cantidad de poder que hay ahí fuera. 

Los datos constituyen en la actualidad el activo digital intangible más valioso que casi cualquier compañía posee y todas sin excepción se han planteado o se están planteando importantes inversiones en nuevos proyectos para sacarles el máximo partido, ya sea desde una perspectiva puramente comercial o de marketing, como en sistemas predictivos basados en modelos de patrones de Inteligencia Artificial para ser capaces de predecir lo que va a ocurrir en cualquier área de interés posible. Sin duda, predecir el futuro, por parcial que éste sea, es una ayuda inestimable en la toma de decisiones en cualquiera de los mercados extremadamente competitivos en los que todos nos movemos.

Allá donde una compañía posea grandes cantidades de datos, es seguro que hay una oportunidad de mejora si nos apoyamos en las tecnologías adecuadas. Nosotros en atSistemas, sin ir más lejos, decidimos implementar nuestro propio sistema de lead scoring basado en machine learning en nuestro CRM, y con el paso del tiempo fuimos descubriendo que sus resultados eran más acertados que la propia probabilidad que introduce en el sistema el sales manager propietario de cada lead.

O dicho de otra manera, de media, el propio sistema acierta más sobre el éxito o fracaso de cada proceso de venta que la persona que gestiona la venta. Es evidente el importante valor de esa información en una organización para el perfecto anclaje de la cadena venta-delivery, totalmente clave en la satisfacción final del cliente.

También, en otro ámbito, hemos aplicado tecnologías similares para discernir qué empleados pueden estar descontentos, desmotivados o con falta de engagement con la compañía, con el objetivo de lanzar las acciones adecuadas en esos casos para paliarlo, habiendo reducido nuestro índice de rotación o abandono de la compañía, en una industria altamente competitiva por el talento, a la mitad.

Por otro lado, y en otra dimensión, nos encontramos en una carrera contrarreloj de gobiernos y grandes corporaciones de todo el mundo – los demás contamos poco a este nivel – por, primero, tener acceso a la mayor cantidad de datos posible y, segundo, ser capaces de exprimirlos para convertirlos en poder. Y hablamos aquí de poder político, económico, social y militar, no necesariamente en este orden.

Los astros, en forma de Big Data, Inteligencia Artificial, Cloud, IoT y Redes Sociales, se han alineado, y hoy sí, la tecnología permite el acceso, procesamiento y búsqueda de patrones de manera inteligente en tiempos razonables de esa ingente cantidad de datos existente, de manera que esos gobiernos y grandes corporaciones están por primera vez en la historia de la humanidad en condiciones de realmente empezar a procesar de manera eficiente toda esa información según sus intereses, en teoría los nuestros. Y desde luego, están dispuestos a hacerlo, seguramente hasta un punto que ni el propio George Orwell hubiese imaginado.

Si a ello le sumamos que nos encontramos en los primeros pasos de madurez de esta combinación de tecnologías y que sus avances seguirán siendo exponenciales cada año, seguramente no alcancemos a imaginar los cambios que se nos avecinan en muchos campos de actuación como el marketing, procesos electorales, reconocimiento facial, medicina preventiva y genética, sistema judicial, detección del delito, vehículos autónomos, economía, detección del fraude, competiciones deportivas …

Seguramente no exageramos si afirmamos que nos abocamos tarde o temprano a un futuro donde estaremos de una manera u otra gobernados por datos y algoritmos. Va a ser cuestión de tiempo. En resumidas cuentas, tampoco nos ha ido tan bien hasta ahora con el modelo de la toma de decisiones por humanos al cien por cien. Desde ya, el debate ético está servido.

Firmado: Jose Manuel Rufino Fernández, CEO y co-owner de atSistemas

El equipo de profesionales de MCPRO se encarga de publicar diariamente la información que interesa al sector profesional TI.

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