Conecta con nosotros

Noticias

Las células cerebrales humanas podrían terminar dominando la inteligencia artificial

Publicado el

Recientemente, Chatbot GPT ha acaparado todas las miradas, y es que se ha convertido en uno de los pasos más grandes que se han dado en materia de Inteligencia Artificial. Ahora, muchas personas son conscientes de que realmente la IA puede generar una verdadera revolución. Sin embargo, aún parece lejano que nos termine sustituyendo por completo. Aunque ¿podrían las células cerebrales humanas cambiar esto?

Los científicos de la Universidad Johns Hopkins creen que sí. De hecho, han realizado un descubrimiento increíble arrojando información muy interesante sobre lo que ellos le llaman Inteligencia Organoide. Se trata de utilizar grupos de tejido vivo que se han cultivado a partir de células madre de donantes y que se comportan de manera muy parecida al cerebro humano. Esto podría cambiar mucho las cosas con respecto a la IA.

¿Cómo cambiaría este avance la Inteligencia Artificial?

La forma en la que la Inteligencia Artificial cambiaría es reveladora. Se conseguiría lo que ahora mismo parece tan solo una quimera: que no se sepa diferenciar la IA de un ser humano. Los científicos han hecho sus investigaciones y publicaron en la revista Frontiers in Science sus conclusiones y descubrimientos, algo que ya ha dado la vuelta al mundo. Uno de los más importantes es el aprendizaje que puede ser más avanzado.

Por el momento, la Inteligencia Artificial aún tienen limitaciones, pero gracias a las células cerebrales humanas se podría acelerar su aprendizaje no solo para que la retroalimentación sea mejor, sino para que la toma de decisiones que proporcione la IA sea increíblemente sorprendente. Esto podría conseguir que, en tan solo unos pocos años, esta inteligencia sí nos deje a todos con la boca abierta.

La clave está en el dispositivo cerebro-ordenador

Para conseguir todo esto, los científicos de la Universidad Johns Hopkins han diseñado un dispositivo cerebro-ordenador donde el equipo se comunica con esa Inteligencia Organoide para enviarle información y, también, saber lo que está pensando. Para conseguirlo, se le coloca a una persona donante una malla en la cabeza cubierta de pequeños electrodos, unos 25, que captan las señales y las envían al equipo.

Parece de película, pero realmente este es un avance impresionante que está marcando un antes y un después en la evolución de la Inteligencia Artificial. Si ya nos encontrábamos sorprendidos con los resultados que ofrece Chatbot GPT, cuya emoción todavía se encuentra vigente, qué va a pasar dentro de unos pocos años si esta Inteligencia Organoide continúa estudiándose y perfeccionándose.

Este descubrimiento ha plantado una semilla sobre lo que puede pasar en muy poco tiempo. Sin embargo, aún quedan algunos aspectos que resolver. Por ejemplo, los científicos todavía no están del todo contentos con los resultados porque los cerebros son demasiado pequeños para conseguir todos los objetivos a los que quieren llegar.

Por poner un ejemplo muy sencillo, la Inteligencia Organoide ahora mismo contiene 50.000 células. Pero, necesitaría unas 10 millones para conseguir que la IA pueda disfrutar de un aprendizaje acelerado y proporcionar unos resultados que nos hagan dudar de si estamos ante una Inteligencia Artificial o ante un ser humano de verdad.

Aunque queda todavía mucho camino por recorrer, la hoja de ruta es clara. Los científicos van a continuar explorando todas las posibilidades que ofrecen las células cerebrales para que la Inteligencia Artificial, en algún momento, pueda llegar a manifestar conciencia o incluso emociones como el dolor. Esto genera entusiasmo, pero también miedo a partes iguales. ¿Hasta dónde puede llegar la IA?

Según estos avances que se están haciendo, la IA parece que continuará evolucionando y que realmente mejorará en el plazo de muy pocos años. Tendremos que esperar para comprobar qué más descubrimientos se hacen con relación a las células cerebrales humanas. No obstante, los científicos son optimistas.

Lo más leído