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Supercomputación más potente

Las supercomputadoras más potentes del mundo ya han superado la barrera del petaFLOPS y ya se está empezando a concebir el siguiente salto generacional en este tipo de soluciones, que en el futuro llegarán al exaFLOPS, o lo que es lo mismo: serán 1.000 veces más rápidas que el más veloz de los supercomputadores actuales. De hecho, ni siquiera con los clusters actuales se pueden realizar algunos cálculos demasiado complejos.

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Aunque algunas de las supercomputadoras más potentes del mundo ya han superado la barrera del petaFLOPS, ya se está empezando a concebir el siguiente salto generacional en este tipo de soluciones, que en el futuro llegarán al exaFLOPS, o lo que es lo mismo: serán 1.000 veces más rápidas que el más veloz de los supercomputadores actuales. Aunque parezca que es algo exagerado, ni siquiera con los clusters actuales se pueden realizar algunos cálculos demasiado complejos. La solución: más potencia.

 

 

 

Hoy en día el supercomputador más rápido en todo el mundo es Roadrunner, un gigantesco cluster de IBM instalado en Los Álamos, Nuevo México. Este sistema es capaz de superar un petaFLOPS de rendimiento, es decir, 10 elevado a 15 operaciones de coma flotante por segundo. Y aunque parezca mentira, no es suficiente.

Ese supercomputador se utiliza en simulaciones de modelado celular, y en los próximos seis meses se usará para simulación nuclear, pero no es posible ejecutar otras simulaciones complejas, por ejemplo las relativas a las de los modelos del océano o la atmósfera y sus interacciones: los datos son demasiado enormes como para poder computarlos con la potencia actual.

Ese problema lo resolvería un cluster con rendimiento a escala de exaFLOPS, que llegaría a 10 elevado a 18 operaciones de coma flotante por segundo, y que ofrecería una potencia suficiente para este tipo de cálculos.

Sin embargo y tal y como indican en TechRadar, el salto a la "exoescala" no está exenta de problemas: la memoria debe ser capaz de almacenar la ingente cantidad de datos que se generan, y también es necesari oque existan vías de comunicación capaces de no limitar ese flujo de información.

La tecnología fotónica podría ser una de las soluciones en ese caso, mientras que en el caso del almacenamiento aparecen soluciones basadas en tarjetas de almacenamiento como las que fabrica Fusion-io.

Obviamente, otro de los problemas sería la eficiencia -la tolerancia a fallos, requisito fundamental- y el propio coste energético de estos sistemas, que también se presentan como verdaderos devoradores de energía. Está claro que la evolución hacia sistemas exaFLOPS es posible, pero desde luego será un camino complejo y del que no veremos frutos a corto plazo.

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