A Fondo
Política y tecnología acercan posturas en Silicon Valley
El mes pasado, Uber contrató a David Plouffe, que se hizo popular tras llevar la compaña de Barack Obama, en 2008. Esta semana, Snapchat ha contratado a Jill Hazelbaker, un algo asesor de campaña del senador John McCain. Hoy, Spotify anunciará que Jonathan Prince, ex ayudante de Clinton, será su nuevo director global de comunicación y política pública, según informan en BuzzFeed Noticias.
Esta ola de contrataciones podría poner fin a una larga, e incómoda, relación entre Silicon Valley y la política estadounidense. Algunas de las incorporaciones, como las citadas anterioremente, son de alto perfil, a las que se une las de los demócratas Sheryl Sandberg, a Facebook, y Mark Penn, a Microsoft.
El tecnológico siempre ha sido un sector de doble filo para la clase política de Washington. Su gran riqueza, las posibilidades económicas y la fuerza cultural que posee debería haber atraído a los políticos de forma masiva. Sin embargo, las empresas IT también tienen fama de hacer las más fastuosas fiestas para las convenciones políticas, con finales más o menos aconsejables, lo que les acarrea mala fama de cara a la población.
Sin embargo, en estos años ha ido emergiendo una nueva generación de empresas de alta tecnología que han hecho que las «necesidades políticas» de Silicon Valley fueran menos teóricas y más inmediatas, tomando las riendas de una industria que está cambiando con el mismo ritmo que cambia el mundo. Empresas como Uber y Airbnb han encontrado un punto de equilibrio donde políticos y reguladores encuentran una estrategia inteligente que el dinero puede provocar.
Ace Smtih, consultor político afincado en San Francisco, ha declarado: «la relación entre tecnología y política está cambiando radicalmente». Las startups que tocan áreas de transporte, vivienda y otras áreas tradicionales de consumo han «abierto los ojos del mundo hacia la tecnología, necesitando una perspectivas más amplia, algo que ha tardado mucho en hacerse». De hecho, hay un sentimiento general que 2014 supone el final de una era y el comienzo de otra.