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Opera pretende dar el do de pecho también en escritorio
No muchas personas lo recuerdan pero, allá por la edad de piedra de Internet, entre finales del siglo pasado y principios de la década pasada, hubo enconadas guerras entre los principales navegadores web. Algo así como la guerra que enfrentó entre sí durante más de un siglo a dos ciudades-estado de la civilización sumeria (Lagash y Umma) hace 4.500 años, y que es el primer conflicto bélico del que tenemos constancia en la historia de la humanidad. Con la guerra de los navegadores (que, ojo, de manera soterrada pero sigue viva) ocurrió que productos que un día eran la elección mayoritaria por muchos usuarios, perdieron un día esa gracia y el tiempo se los comió. Otros evolucionaron y, sólo unos pocos elegidos, han llegado con vida hasta la actualidad.
Y de este último grupo, probablemente el caso más llamativo es el de Opera, un navegador de origen noruego, con más de 20 años de historia a sus espaldas y que, aunque muchos no lo sepan, fue el primero, por ejemplo, en adoptar los estándares definidos por el consorcio W3C. O, algo que te sonará incluso más familiar, fue el primer navegador con pestañas, algo que posteriormente fue adoptado por el resto de programas de este tipo. El gran éxito, sin embargo, no le llegó hasta que publicó Opera Mini, una versión de su navegador para Android, una app muy ligera, con buena parte de las funciones de su versión de escritorio y que goza de gran popularidad.
Es precisamente la mezcla de su éxito y sus ambiciosos planes (espera superar los 350 millones de usuarios en 2017) lo que recientemente ha atraído a un grupo de inversores chinos que se plantean comprar la empresa, pues ven que el desarrollo de Opera Mini puede crecer todavía más, y divisan interesantes oportunidades de negocio en ese campo. Sin embargo, según hemos sabido hoy a través de Re/code, la empresa no renuncia a su presencia en los ordenadores de todo el mundo y a lo largo de este año presentará una nueva versión de su versión de escritorio. Y es una estupenda noticia, ya que desde el primer anuncio de compra surgió el resquemor de que el consorcio chino estuviera interesado únicamente en el navegador móvil, y que esto pudiera suponer el fin de la versión de escritorio de Opera.
Todavía no hay datos concretos sobre esa próxima versión de la que Lars Boilesen, CEO de la compañía, ha hablado en el Mobile World Congress. Tan solo se sabe que el principal responsable tecnológico de la compañía, su CTO Hakon Wium lleva ya algún tiempo trabajando en ella, así como que al menos de momento el grupo chino también apuesta por otros de sus productos, como su app store, su servicio de ads online y su software de compresión de archivos. Y esto no es baladí, recordemos que otra de las grandes aportaciones de Opera al mundo de los navegadores para dispositivos fue el desarrollo de una tecnología de compresión por la que los contenidos son comprimidos en un servidor antes de ser descargados al dispositivo, donde son rápidamente descomprimidos para recomponer la página visitada. Una tecnología que permitía reducir el consumo de datos en conexiones móviles y, al tiempo, mejorar la velocidad de carga de las mismas, especialmente en conexiones anteriores a 3G.
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