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Donald Trump quiere un iPhone made in USA

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La relación de Donald Trump con las empresas tecnológicas, desde el mismo momento en el que empezó a ganar fuerza en las primarias del Partido Republicano y hasta el momento en que se proclamó presidente electo, ha sido bastante irregular. Es cierto que algunas figuras relevantes como Peter Thiel expresaron opiniones a su favor, pero en general, se generó un consenso en el sector, que depositó sus esperanzas en la victoria de Hillary Clinton. En ello también tuvieron bastante que ver las declaraciones del propio Trump, que nunca hizo esfuerzos por ganarse aliados en este sector. Y el epítome de esta mala relación ha sido Apple, empresa para la que no se ahorró crítica alguna.

Fue particularmente beligerante con todo lo referido al enfrentamiento entre la empresa y el FBI a cuenta del iPhone de uno de los terroristas de San Bernardino, y también afirmó que obligaría a la compañía a fabricar sus ordenadores (sus malditos ordenadores, fueron las palabras exactas) en territorio nacional.

Pasada la campaña, y llegado el momento de empezar a comportarse como el futuro presidente de Estados Unidos, Trump ha tenido que moderar su mensaje y, aunque en algunos aspectos sigue mostrándose tan enérgico como los meses pasados, en otros ha tenido que levantar el pedal del acelerador y adoptar una actitud más presidencial. Y según cuenta hoy phoneArena, la relación precisamente con Apple es uno de los primeros aristas que Trump, a las pocas horas de convertirse en presidente electo, pretende limar. Según el propio Trump, poco después de ganar las elecciones, recibió una llamada de Tim Cook, en la que el CEO de Cupertino lo felicitó por su victoria. La llamada podría haber terminado ahí, pero en vez de eso, Trump aprovecho para limar asperezas, indicándole lo feliz que se sentiría si pudiera tener un iPhone fabricado en Estados Unidos.

A continuación, le dijo que para él supondría un gran logro que Apple creara una o varias fábricas en Estados Unidos, en vez de trasladar su producción a países como China o Vietnam. A cambio, le dijo que va a llevar a cabo una gran bajada de impuestos para las grandes corporaciones y que pretende eliminar gran parte de las regulaciones que dificultan o impiden (en su opinión) que las empresas puedan llevar a cabo sus actividades de la manera más eficiente posible. It’s gotten to be a free-for-all, llegó a afirmar el presidente electo, apuntando a una gran desregularización de muchos mercados.

 

Imagen: da Vinci Case

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