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Rusia quiere obligar al uso de software nacional en smartphones

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El software más utilizado a día de hoy en smartphones tiene un origen mayoritariamente estadounidense, algo que Rusia quiere cambiar con una nueva normativa que obligará a preinstalar aplicaciones y software local en los dispositivos que se vendan en dicho país.

La idea que proponen los legisladores rusos se justifica a través de un enfoque que busca potenciar el desarrollo de software nacional, pero con una perspectiva irreal. El motivo es simple, forzar la utilización de software local equivale a reconocer una importante derrota y plantea, por otro lado, dudas sobre vulneración del derecho a la libre competencia.

Para entender mejor esta propuesta basta con pensar en un proyecto de ley nacional que pretenda obligar a los grandes del sector smartphone, como Samsung, Huawei y Apple, a vender sus terminales en España con una cantidad mínima de software español preinstalado. No suena bien, ¿verdad?

En el articulado del texto podemos leer que esta normativa también plantea extender esa obligación a ordenadores y televisores inteligentes vendidos en Rusia. Aunque el objetivo es ayudar a los desarrolladores de software local estamos ante un caso claro de que el fin nunca debe justificar los medios.

Con todo, es importante tener en cuenta que de momento solo estamos ante un proyecto de ley, es decir, ante una propuesta que tendría que pasar por varias fases antes de convertirse en una ley vigente: obtener la aprobación de la cámara baja del parlamento ruso, superar el mismo trámite en la cámara alta y recibir, finalmente, el visto bueno del presidente del país, Vladimir Putin.

No lo tiene nada fácil, pero teniendo en cuenta el fuerte sentir nacionalista que impera en Rusia es imposible predecir qué ocurrirá. Si sale adelante los promotores del proyecto indican que habrá que realizar una lista de aplicaciones locales que serán obligatorias, y su entrada en vigor quedaría  marcada para julio de 2020.

Este proyecto lo tiene todo pensado. En caso de que logre salir adelante aquellas empresas que no cumplan con esa obligación de preinstalar aplicaciones rusas tendrán que pagar multas que rondará entre los 790 y los 3.170 dólares al cambio.

Además de todas las dudas que esto plantea a nivel de competencia y monopolio también está el tema del espionaje. Varías fuentes creen que detrás de todo esto hay un fuerte interés por parte de Rusia de instalar puertas traseras en los smartphones de sus ciudadanos. Puede sonar algo paranoico, pero viendo las medidas de censura y de control que ha aplicado el país durante los últimos cinco años lo cierto es que tiene mucho sentido.

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