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¿Puede la nube paliar la brecha digital?

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AWS Nube brecha digital

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La transformación digital se ha convertido en un elemento clave en los modelos de negocio y sociales del presente. No del futuro, no, ya quedaron atrás los tiempos en los que hablábamos de este cambio de paradigma como una apuesta de futuro, a día de hoy la adopción de la tecnología como sustrato básico para la gestión ya no es una opción, es una necesidad.

Tanto empresas como administraciones públicas con muy conscientes de ello, y en consecuencia, llevan ya años inmersas en la digitalización, en un proceso de cambio que involucra todas sus operaciones y actividades, pero que pone un foco muy concreto en lo referido a los servicios. A sus clientes/usuarios en el caso de las empresas privadas, y al conjunto de la ciudadanía en el caso de las públicas.

Este modelo de cambio, que de manera general es bastante positivo, se enfrenta sin embargo a un problema que puede lastrar su implantación, y para el que no hay una solución sencilla. Hablamos, claro, de la brecha digital, y de cómo ésta puede lastrar los esfuerzos llevados a cabo en este sentido, imposibilitando la total digitalización de los procesos, o bien el acceso a los mismos por aquellas personas que no cuentan con la capacitación digital necesaria para emplearlos con normalidad.

La llegada del coronavirus ha supuesto, por una parte, un enorme impulso en la adopción de la transformación digital. La imposibilidad de llevar a cabo un sinfín de operaciones de manera presencial, ha llevado al máximo el despliegue de sus alternativas no presenciales, en las que las herramientas digitales son la más clara alternativa. Y esto es, sin duda, una de las pocas consecuencias positivas que podemos extraer de la pandemia.

Sin embargo, esta eclosión también ha traído consigo una consecuencia inevitable: el crecimiento de la brecha digital, un problema que, como podemos ver en este informe de IDG, en Europa tiene una cifra que no nos puede dejar indiferentes: Más del 30% de ciudadanos de la UE no tiene o tiene pocas competencias digitales. Tres de cada diez ciudadanos se enfrentan, por lo tanto, a problemas a la hora de intentar acceder a servicios digitales, ya sean estos de las administraciones públicas o de empresas de todo tipo y condición.

En este punto es importante aclarar que, cuando hablamos de brecha digital, no nos referimos al desconocimiento sobre el funcionamiento específico de un determinado servicio, sino de la falta de los conocimientos y las habilidades necesarias para desenvolverse con soltura en entornos digitales, ya sea en ordenadores, en smartphones o en cualquier otro tipo de dispositivos electrónicos.

Esto resulta más preocupante al saber, por el mismo informe, que tan solo un 35% de las organizaciones del sector público desarrollan programas institucionales para ese sector de la ciudadanía que no cuenta con las competencias digitales necesarias para poder adaptarse sin problemas a este nuevo paradigma. Dicho de otro modo, no podemos contar con que ese 30% se verá recapacitado para tal fin.

Por lo tanto, si ofrecemos cualquier tipo de servicio al que, potencialmente, debería poder acceder cualquier ciudadano, tenga o no tenga capacitación digital, nos corresponde a nosotros tomar las medidas necesarias para facilitar el mismo tanto como nos sea posible. Un objetivo en el que, sin duda, la adopción de una estrategia basada en la nube nos será de gran ayuda.

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Brecha digital vs cloud

En un entorno tan complejo, en el que además nos encontramos con el problema de la falta de profesionales en el sector IT, cada vez son más las instituciones públicas y privadas que han abordado el salto a la nube como una solución a muchos de los problemas a los que han tenido que hacer frente durante el último año y medio.

¿Y qué es lo que buscan estas compañías en la nube? Seguridad, flexibilidad, velocidad y costes TIC reducidos.

El despliegue de nuevos servicios, tradicionalmente, siempre ha llevado asociado el aprovisionamiento de recursos costosos y complejos, en un cálculo por estimación que, por norma general, nunca puede llegar a ser tan preciso como para que la inversión efectuada se ajuste como un guante a la demanda del servicio una vez desplegado. Es decir, por seguridad siempre se han asumido costes por encima de lo que sería necesario, haciendo además el despliegue algo más complejo y, por lo tanto, lento.

Con la adopción de la nube, dejamos atrás de inmediato todos estos factores limitantes y que, a su vez, también limitan la posterior evolución de dichos servicios. Así, a día de hoy podemos encontrar muchos servicios puestos en funcionamiento hace ya años, pero que han sido incapaces de adaptarse y mejorar su accesibilidad y usabilidad. Algo en lo que sin duda influye la complejidad de estos cambios, pero que a su vez se traduce en que dichos servicios no sean aptos para personas sin capacitación digital.

Los servicios, a día de hoy, deben ofrecer una accesibilidad universal, ser capaces de adaptarse muy rápidamente a tantos cambios como sea necesario, hacerlo de una manera segura y, esto es fundamental, tener en cuenta a aquellos usuarios que, por su falta de contacto con las nuevas tecnologías, pueden enfrentarse a un problema siempre que tengan necesidad de hacer uso de los mismos.

Solo la nube ofrece, a día de hoy, la flexibilidad necesaria para adaptarse a esa necesidad imperante. Una estrategia basada en cloud nos faculta para ofrecer servicios accesibles de manera universal, que se adapten a las necesidades de cada usuario y que, por lo tanto, no supongan una rémora en el avance de la transformación digital.

El sector público europeo, como puedes comprobar en el informe, ha acelerado sustancialmente la adopción de la nube, en una tendencia que no hace sino ir al alza, y que se mantendrá durante los próximos años. Las empresas deben seguir ese mismo camino, pues se enfrentan a una casuística similar en lo referido a la brecha digital, y su futuro depende directamente de ser capaces de llegar a ese 30% de usuarios que, a día de hoy, no son capaces de saltar la brecha.

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Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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