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Intel reduce su dividendo trimestral en un 66%, la cifra más baja desde 2007

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Intel, el fabricante estadounidense de microprocesadores, anunció el pasado miércoles un recorte importante en sus cifras de dividendos con el objetivo de poder ahorrar efectivo en medio de la desaceleración económica que sufre el sector tecnológico, y en concreto, ante el descenso de la demanda de sus chips empleados en ordenadores personales y centros de datos.

El consejo de administración de la compañía acomete el mayor recorte experimentado en los últimos 16 años, pues al revisar su política de dividendos han llegado a la conclusión que lo mejor es recortar el importe del trimestral el próximo mes de junio hasta los 0,125 dólares. Esto se traduce en un 66% menos que los 0,365 dólares que la compañía ha anunciado que distribuirá el próximo mes de marzo.

Intel se ve abocado a tomar esta decisión con el objetivo de que la compañía pueda lograr un mejor posicionamiento y adquisición de valor a largo plazo, siendo el resultado de una larga deliberación. Solo de este modo se logrará respaldar las inversiones críticas necesarias para ejecutar la transformación en este período de incertidumbre macroeconómica que afecta a todas las empresas del sector tecnológico.

Intel lucha por alcanzar a rivales como Taiwan Semiconductor Manufacturing Company con márgenes más bajos. De hecho, su presidente ejecutivo, Pat Gelsinger, aseguró que acometerían reducciones de inversiones cifradas en decenas de miles de millones de dólares en nuevos equipos e instalaciones. Las condiciones macroeconómicas se han ido deteriorando y el capital disponible de Intel reduciendo, incluso por debajo de sus límites.

Gelsinger espera ahora que la intensidad del gasto de capital neto y esa cantidad invertida para generar ingresos reporte beneficios, aunque en torno al 30%. Unas cifras muy bajas si las comparamos con su expectativa previa del 35%.

Las causas

Intel ha ratificado sus expectativas de cara al primer trimestre de 2023 donde pretende alcanzar unos ingresos de entre 10.500 y 11.500 millones de dólares, con un margen bruto del 34,1%. También se espera un beneficio por acción de 0,80 dólares.

En esta línea, la gerente de crédito corporativo, Monika Erickson, argumenta que el recorte de dividendos de Intel parte de problemas en su modelo de negocio, como son la pérdida de su participación de mercado frente a sus principales competidores. A pesar de todo, sus acciones solo cayeron en torno al 1%, después de que a comienzos de año subiesen en un 3%.

Todo ello es la consecuencia de una serie de varios trimestres negativos para la empresa, donde la participación de mercado frente a rivales de la talla de Advanced Micro Devices, viéndose obligados a asumir costes más elevados para construir nuevas instalaciones de fabricaciones de chips. Esto se suma al descenso en la venta de computadoras tras la pandemia.

Los objetivos a corto plazo

El hecho de que se apuesta por una flexibilidad financiera mejorada formará parte de su estrategia IDM 2.0 para mantener el impulso a la vez que reconstruyen su fuerza tecnológica, optimizan su estructura de costes y muestran en todo momento una plena transparencia a quienes apuestan por ello.

Intel pretende generar ahorros de costes por un importe de 3.000 millones de dólares (2.814 millones de euros) en 2023 hasta alcanzar una meta de ahorros anuales de entre 8.000 y 10.000 millones de dólares (entre 7.503 y 9.379 millones de euros) de cara a 2025. En este sentido se incluyen medidas de ajuste de plantilla. Según David Zinsner, director financiero de la compañía, su objetivo es asequible.

El propio Zinsner argumenta que los desembolsos de efectivo y capital a corto plazo se seguirán acometiendo de manera prudente, sentando las bases de un apalancamiento operativo y un crecimiento del flujo de efectivo libre cuando se logre salir de este período de grandes inversiones.

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