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La subida de aranceles a la fabricación de chips de Trump disparará los precios

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado planes para aumentar los aranceles a la fabricación de chips extranjeros. Una medida que pone en la diana a los países productores asiáticos como Taiwán, Corea del Sur o China, pero que terminará repercutiendo en toda la tecnología mundial.
«En un futuro muy cercano, vamos a aplicar aranceles a la producción extranjera de chips de computadora, semiconductores y productos farmacéuticos para devolver la producción de estos bienes esenciales a los Estados Unidos de América», dijo Trump en la Cámara de Representantes, recalcando que el incentivo será que «no querrán pagar un impuesto del 25, 50 o incluso del 100 por ciento».
Los aranceles han sido durante mucho tiempo la moneda de cambio favorita de Trump, quien los ha promocionado frecuentemente como un incentivo económico para obligar a los proveedores extranjeros a fabricar en el país y/o a doblegarse en cuestiones geopolíticas. Los aranceles de importación generalmente los pagan quienes importan productos y componentes al país, por lo que los aranceles altos reducirán las ventas y alentarán a los proveedores a suministrar los productos localmente para evitar los gravámenes, o eliminarán a los proveedores extranjeros en favor de los nacionales, o lo que es más probable, provocarán que el comprador final tenga que cargar con costes adicionales.
Si se confirma la subida de aranceles a la fabricación de chips, habrá una subida de precios generalizada en toda la tecnología mundial, en producto electrónico, servidores o servicios que dependan de los semiconductores. La subida de precios provocará, a su vez, una bajada de ventas y con ello los márgenes de ingresos y beneficios de las empresas. Aunque los aranceles se aplicarían en Estados Unidos, terminarían afectando a todo el planeta, tanto por el aumento de costes como por la dependencia del mundo de los canales de producción asiática que Trump quiere gravar.
El presidente no perdió la oportunidad de criticar a las principales empresas tecnológicas estadounidenses, como Apple, AMD, Broadcom, NVIDIA o Qualcomm, por fabricar sus procesadores en países como Taiwán y por encargo a la principal foundrie mundial, TSMC. También subrayó que los aranceles propuestos dejarían a las empresas sin otra opción que invertir en instalaciones de producción nacionales para evitar los altos impuestos y sostuvo que las subvenciones gubernamentales como la Ley CHIPS eran innecesarias y contraproducentes.
Un cambio total de políticas que además de conducir a otra ‘guerra económica’, puede tener graves repercusiones en la tecnología mundial, en la venta de componentes como CPU, GPU, memorias o almacenamiento, así como en la venta de computadoras a nivel de consumo y también en las inversiones TI que se esperan crezcan con fuerza en 2025. Si Trump lo permite…
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