A Fondo
Intel y TSMC, cuando la fuerza exige la unión

Intel y TSMC están discutiendo una posible asociación que, de concretarse, podría transformar el panorama mundial de fabricación de chips. El potencial acuerdo que han sacado a la luz analistas de The Wall Street Journal se produciría en un contexto de creciente presión del gobierno estadounidense, con su presidente a la cabeza, para impulsar la producción nacional de chips.
TSMC es la primera foundrie mundial por ingresos y capacidad tecnológica. El principal fabricante mundial de chips por encargo de terceros, sería un socio sensacional para cualquier compañía. Especialmente para una Intel que pasa por los momentos más convulsos de su dilata historia y necesita un gran revulsivo para que su negocio de fabricación Intel Foundry sea viable.
La presión del «Trump 2.0»
Durante la campaña electoral de las presidenciales estadounidenses, Trump acusó a Taiwán de «robar el negocio estadounidense de chips», en referencia a la posición dominante de TSMC en la producción de chips de última generación para importantes empresas tecnológicas como Apple y NVIDIA. El candidato expresó su descontento con la situación, donde una parte importante de la fabricación de chips avanzados se realiza en Taiwán.
Una vez elegido, Trump ha vuelto a la carga: «En la actualidad, prácticamente todo se fabrica en Taiwán. Un poco en Corea del Sur. Pero todo, casi todo, se fabrica en Taiwán, un país que nos arrebató nuestro negocio de chips», dijo Trump a los periodistas. «Teníamos a Intel, teníamos estas grandes empresas que lo hicieron tan bien. Nos lo arrebataron. Y queremos recuperar ese negocio. Lo queremos de vuelta en Estados Unidos».
Como «incentivo», la administración Trump ha amenazado con imponer aranceles de hasta el 100 por ciento a los procesadores fabricados en el extranjero. Una medida que, usada frecuentemente como un incentivo económico para obligar a los proveedores extranjeros a fabricar en el país y/o a doblegarse en cuestiones geopolíticas, pone en la diana a los países productores asiáticos como Taiwán, Corea del Sur o China, aunque se teme que termine repercutiendo en toda la tecnología mundial con una subida de precios generalizada.
Como respuesta, TSMC ya ha tomado medidas para aumentar su presencia en Estados Unidos. La empresa taiwanesa aprobó la semana pasada una inversión adicional de 17.000 millones de dólares para impulsar su producción de chips, y una parte importante de esta inversión se destinará a sus operaciones en Estados Unidos.
La primera fábrica de la empresa en Arizona ya está terminada y ha comenzado la producción de chips utilizando el proceso de 4 nanómetros de TSMC. Aunque gran parte de su fabricación de chips, incluidos sus procesos más avanzados, todavía se realiza en Taiwán, el gigante de la fundición planea invertir hasta 65.000 millones de dólares en tres fábricas en el estado americano.
Intel y TSMC, alianza complicada, técnica y estratégicamente
Según los analistas de WJS, se han producido conversaciones sobre un posible acuerdo en el que TSMC enviaría ingenieros a una de las fábricas de chips avanzados de Intel. El objetivo de esta colaboración sería aplicar la experiencia de TSMC y garantizar la viabilidad de los procesos tecnológicos de producción de Intel. Conviene recordar que una parte de los problemas corporativos que Intel padece en la actualidad se derivan de las graves complicaciones del salto a los procesos de 10 nanómetros y con ello el retraso en la distribución de chips.
La asociación propuesta podría adoptar una forma aún más sustancial, con la posibilidad de escindir la fábrica y convertirla en una nueva entidad de propiedad conjunta de Intel y TSMC. Esta nueva empresa sería operada por TSMC y podría recibir financiación de la Ley CHIPS de Estados Unidos.
Aprobada por el presidente Biden en 2022, asignó 280.000 millones de dólares en fondos para investigación, desarrollo y fabricación de alta tecnología en Estados Unidos. Aunque Trump calificó la Ley CHIPS y de Ciencia como un «programa ridículo» y argumentó que las empresas no necesitan dinero, sino incentivos para construir en Estados Unidos («el incentivo será que no querrán pagar un impuesto del 25, 50 o incluso del 100 por ciento»), Intel tenía asignados más de 8.000 millones de dólares.
En todo caso y aunque no hay confirmación oficial de esta alianza entre Intel y TSMC, no hay duda de que la medida tiene sentido más allá de las presiones de la Casa Blanca. Especialmente para Intel, ya que el objetivo de impulsar su división de fabricación ya estuvo en el punto de mira del anterior CEO de Intel y apunta a ser la salida para resolver su delicada situación anterior.
Si la sociedad se concreta, Intel se beneficiaría de un importante alivio del flujo de caja y se centraría en sus soluciones de diseño y plataforma, mientras que una fábrica viable podría finalmente atraer a empresas clave y diversificar modelos de fabricación geodependiente.
Más complicado es vislumbrar los supuestos beneficios para TSMC. Y es que siempre ha sido una empresa neutral dedicada a producir chips para terceros y un acuerdo con Intel, si bien podría transformar el panorama mundial de la fabricación de chips, también complicaría su relación con los competidores de éste, sea NVIDIA, Qualcomm o AMD. Veremos.
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