Opinión
Emprendedores: cambiar la estrategia, buscar el impulso
Juan Antonio de la Cruz, director académico de IEBS.
¿Qué necesitó Neil Armstrong para dar el primer paso en la luna e Indurain para aprender a montar en bicicleta? Se podrá pensar que ambas cosas no tienen nada en común, pero los dos momentos estuvieron propiciados por una palabra clave: impulso. Un empujoncito fue lo necesario para alcanzar el éxito. ¡Hagamos lo mismo con los emprendedores y las grandes ideas!
Ser emprendedor es una forma de vida. La capacidad para desarrollar ideas diferentes y ver más allá de lo cotidiano se define como un espíritu propio que une la ilusión de los que se arriesgan a luchar por sus proyectos. Este rasgo impulsa la motivación y la predisposición de las personas que empiezan un proyecto propio, otorga un afán de lucha y una gran capacidad para levantarse en los momentos de caída. Los emprendedores son figuras clave a la hora de crear nuevas empresas y puestos de trabajo. Pero… ¿porqué dejarlos solos en este arduo camino?
En la actualidad, muchos posibles emprendedores se encuentran perdidos en un mar de dudas, desinformación y trámites que más que impulsar su carrera, únicamente ponen obstáculos en el desarrollo de su proyecto.
Las escuelas de negocio tradicionales son capaces de satisfacer las demandas de conocimiento y formación que los emprendedores de hoy en día necesitan. Por ese motivo, es necesario formarles en la gestión de las nuevas empresas y en valores que les permitan afrontar con seguridad el camino hacia un modelo financiero, económico y empresarial basado en una nueva forma de hacer negocios.
El papel de los emprendedores
Cuando se habla de valores es difícil asociar el término al ámbito empresarial, donde la efectividad, el negocio y las relaciones comerciales pueden empañar cualquier atisbo de voluntad. Pero las cosas han cambiado cuando se ha visto la necesidad de cambiar el concepto de empresa y cómo los emprendedores son un vehículo esencial para alcanzar este cambio con éxito. Sus ganas de realizar nuevos proyectos y poner en marcha iniciativas innovadoras y sostenibles son los pilares que sustentan la oxigenación del mercado laboral.
Aunque se están desarrollando numerosas actividades para ayudar a los jóvenes emprendedores, muchas de ellas son puntuales y no llegan a cubrir la demanda que existe en este sentido. Por eso es necesario ofrecerles un nuevo concepto de formación basado en la Innovación, la Ética y la Sostenibilidad, que ponga a su disposición una formación continua y les ayude a lo largo del desarrollo de su trayectoria profesional y empresarial.
Vivimos en una era iluminada por las telecomunicaciones, las nuevas tecnologías, la conectividad en redes sociales, los proyectos humanitarios y ecológicos y la lucha por pertenecer a un entorno global donde se respete la genialidad y las buenas intenciones. En este entorno es necesario establecer una educación profesional y empresarial fundamentada en valores que persigan un mayor beneficio social. Se debe luchar porque proliferen las becas, las ayudas y las buenas estrategias para incentivar la actitud emprendedora, través de una formación innovadora y acorde con la realidad.
Es hora de que entre todos impulsemos a los que dan sus primeras pedaladas o a aquellos que acaban de llegar a la luna, que necesiten (re)conocer el terreno y establecer su estandarte. Gracias a ese compromiso común podremos impulsar las grandes ideas y ayudar a que los buenos proyectos salgan a la luz.
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