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Internet de las Cosas y los estándares abiertos

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Smart city e Internet de las Cosas

Aunque su presencia todavía es baja, Internet de las Cosas es una realidad muy presente, y que en poco tiempo comenzará a incidir de manera muy directa en nuestras vidas. Sin embargo, como ocurre siempre en las primeras fases de desarrollo de una tecnología (o un sistema complejo como es el caso), los primeros tiempos son cruciales en lo que se refiere a su definición. Dicho de otra manera, las decisiones que se tomen hoy marcarán significativamente su evolución en el futuro. Y según un informe mencionado en Computerworld, optar por sistemas abiertos en vez de por tecnologías propietarias afectará de manera muy significativa tanto a los costes como a la velocidad de implementación de soluciones basadas en IoT.

Según el estudio, que puede descargarse aquí, la inversión prevista hasta 2025 en sistemas de Internet de las Cosas para crear ciudades inteligentes alcanzará 1.120 millones de dólares, y lo más significativo es que gran parte de ese dinero se destinará a soluciones propietarias y cerradas, un coste que se podría reducir hasta un 30% de cambiar estas por otras abiertas y a desarrolladas, como Bluetooth LE (Bluetooth de bajo consumo, una variante diseñada específicamente pensando en IoT) y OneM2M, un estándar de conexión directa entre dispositivos (Machine to machine) en cuyo desarrollo se ha implicado buena parte de la industria. Con este sencillo cambio la inversión se reduciría a 781.000 millones, lo que supondría un ahorro de 341.000 millones de dólares.

Además, otra ventaja planteada en el informe es que el uso de estas tecnologías abiertas incrementaría nada menos que en un 27% el número de dispositivos conectados a Internet de las Cosas en 2025, lo que aceleraría la adopción, por parte de los ciudadanos, de los nuevos sistemas destinados a crear smart-cities. Así, en palabras de Jeremy Green, autor del informe, «Los estándares abiertos pueden asegurar que el dinero se invierte de una manera mucho más eficiente y, además, acelerar muy significativamente la adopción y el crecimiento de IoT». No hay que perder de vista, claro, que la empresa se dedica a investigación y asesoría estratégica sobre M2M e Internet de las Cosas, por lo que su criterio tiene bastante peso.

Una de las principales razones del ahorro, aunque no la única, es la interoperabilidad. Si una ciudad emplea sistemas cerrados de distintos proveedores, la conexión entre los mismos sigue siendo posible, pero el desarrollo de las soluciones para ello será muchísimo más costoso que si, de base, todos los sistemas «hablan el mismo idioma». Y esto escala todavía más si hablamos de conexiones entre sistemas de diferentes ciudades. Imaginad, por ejemplo, cinco ciudades, y que cada una emplee tres sistemas distintos y cerrados, nos plantea una interconexión de 15 desarrollos. Algo parecido a lo que debió ocurrir tras la construcción de la Torre de Babel. Además, las tecnologías abiertas permiten a los propietarios de las infraestructuras elegir, en cada momento, el proveedor más ventajoso para sus necesidades concretas, algo imposible con un desarrollo cerrado y propietario, que obligará siempre a depender del mismo proveedor.

El problema, según alerta el informe, es que hay algunas empresas que están ofreciendo sus soluciones propietarias a un coste muy bajo, lo que puede hacer que parezca una gran inversión. Sin embargo, tras esa entrada tan económica se suele establecer una relación en la que el contratante permanecerá atado «a la fuerza» al proveedor, pues este es el único con los conocimientos necesarios sobre su propio desarrollo. La elección de sistemas como Bluetooth LE y OpenM2M garantiza que eso no ocurrirá, pues son estándares de sobra conocidos por la industria, y con un creciente número de empresas y profesionales especializados en los mismos.

Imagen: Escola Sant Gervasi

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