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¿Por qué los expertos no se creen que Amazon compre Capital One?

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Hace unos días, especulaciones de una posible compra del banco Capital One por parte de Amazon empezaron a poblar las redes. La entidad, que en la actualidad es uno de los principales clientes de AWS, está entre los diez principales bancos estadounidenses en cuando a depósitos y activos, y fue uno de los pioneros del marketing masivo de tarjetas de crédito en la década de los 90. Más que un rumor, su venta al gigante del comercio electrónico parece una especulación. Hasta la fecha ningún portavoz ha querido ofrecer declaraciones al respecto, lo que ha dado lugar a todo tipo de posiciones, tanto a favor como en contra de la hipotética compra.

Según Banking Technology, el medio que comenzó a dar alas al rumor, si Amazon compra Capital One se hará con un gran paquete de tarjetas de crédito, lo que parece un movimiento lógico para la compañía. En 2015, el 62% de los ingresos del banco llegaron de mano de las tarjetas de crédito, frente al 28% que cosechó la banca de consumo y el 10% de la banca comercial. Tiene más de 800 oficinas y, en un movimiento que puede parecer extraño para los bancos tradicionales, una decena de oficinas empotradas en cafés (Capital One Cafe). También cuenta con unos 2.000 cajeros automáticos, y sus activos en 2015 totalizaban 334.000 millones de dólares.

Esto es lo que Neil O’Brien, antiguo directivo de banca digital de Santander Estados Unidos, opina sobre esta hipotética adquisición: «Hacerse con parte de la cadena de valor de los pagos por tarjeta le daría a Amazon una oportunidad para reducir costes y contar con más analíticas de datos sobre el comportamiento del consumidor. Amazon ya es de por sí un comerciante, un procesador de pagos y un emisor de tarjetas de crédito. Con la compra de Capital One, también se convertiría en el comprador. Podría ofrecer este servicio a todos los vendedores que participan en su ecosistema. Ya hace tiempo que comenzaron las especulaciones sobre que un gigante de la tecnología iba a comprar un banco estadounidense, pero el sentir general era que los bancos eran un objetivo poco deseable por sus escasos márgenes y, sobre todo, por su elevada regulación«.

A pesar de las reticencias mostradas por O’Brien, en American Banker no creen que esta operación, aunque pueda parecer muy poco probable, sea imposible. Pero, al mismo tiempo, piensan que es muy probable que una transacción de tal calibre superase la barrera de las regulaciones existentes, además de entrar en conflicto con muchas leyes de la banca.

Según Karen Shaw Petrou, directora general de la firma Federal Financial Analytics, «hay una barrera firme y longeva entre la banca y el comercio electrónico«. Los principios legales que regulan esta separación están diseñados para evitar varios conflictos de intereses, como el que supondría el crecimiento de depósitos en las empresas de su matriz. Y aunque hay algunas excepciones y resquicios legales que pueden superar esas barreras, como los que usan los grandes almacenes Nordstrom para emitir tarjetas de crédito, no se aplicarían en este caso «Estos resquicios no son lo bastante grandes, ni de lejos, para que se llegue a autorizar una transacción como esta. Ni aunque las dos partes estuviesen de acuerdo«.

Antecedentes en Estados Unidos

No sería la primera vez que en Estados Unidos se intenta que cristalice una operación parecida. Uno de los mayores grandes almacenes estadounidenses, Walmart, ya ha intentado realizad operaciones parecidas a lo largo de los últimos veinte años. A finales de la década de los 90 del siglo pasado, intentó conseguir la autorización de los reguladores para comprar una caja de ahorros en Oklahoma. En 2005 también intentó conseguir una licencia para operar en banca, pero desistió dos años más tarde ante la oposición de las autoridades y de los directivos de la industria.

Hay otros motivos por los que es muy poco probable que se lleve a cabo la operación de compra de Capital One: los costes económicos que lleva asociados la entrada en el negocio de la banca. O según Petrou, el hecho, ya comprobado, de que para las tecnológicas es mucho más rentable económicamente ocupar el espacio al que no pueden llegar los bancos en Estados Unidos, como hizo PayPal, que se dedicó a capitalizar la demanda de los consumidores de pagos seguros y rápidos. Y en caso de que hubiese la mas mínima oportunidad de que Amazon fuese a superar las leyes federales en este sentido, lo que haría este gigante del comercio sería comprar, o poner en marcha, un banco estatal de pequeña envergadura.

Por tanto, la posición con respecto a esta hipotética compra de los analistas financieros es casi unánime: es altamente improbable que se materialice. Según Chris Donat, analista de Sandler O’Neill, hay grandes dificultades reguladoras para que se lleve a cabo, y no cree «que un minorista pueda convertirse en una empresa de banca, o que ni siquiera lo desee«.

Foto: Billy Hathorn

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