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La web cumple 28 años y recibe una carta de su creador, Tim Berners-Lee

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La web ha cumplido ya 28 años. Corría el mes de marzo del año 1989 cuando sus creadores, Tim Berners-Lee, con la ayuda del belga Robert Cailiau, hizo su primera propuesta. La primera página web llegaría dos años más tarde, en 1991.

La evolución de la web no ha resultado indiferente para Berners-Lee, que lleva implicado en su desarrollo desde entonces y ha decidido enviar una carta con motivo de este aniversario, en la que expresa su preocupación, creciente a lo largo del último año, por tres asuntos que hay que tratar para que la web cumpla con su función.

Hemos perdido control sobre nuestros datos

El primer motivo de preocupación para Berners-Lee es el hecho de que hemos perdido el control de nuestra información personal. Berners-Lee apunta a que el modelo de negocios actual de muchos sitios online hace que sus usuarios le ofrezcan información personal a cambio de contenido libre y gratuito. Tal como comenta, muchos estamos de acuerdo con esto, y no nos importa que se recopile algo de nuestra información si no hay que pagar por lo que conseguimos a cambio.

Pero no somos conscientes de que cuando nuestra información se conserve en lugares patentados la perdemos de vista y perdemos los beneficios que podríamos tener con el control directo de la misma. A menudo tampoco hay forma de hacer saber a las empresas qué datos no nos gustaría compartir, ni con ellos ni con terceros, puesto que los documentos que recogen los términos de uso funcionan como un todo. Hay que aceptar todo su contenido. Si no se está de acuerdo con alguno de los términos, no queda otra que rechazarlos.

Pero la recopilación que las empresas hacen de nuestros datos online tiene otras consecuencias. Por ejemplo, que los gobiernos, gracias a su colaboración con otras empresas (o bien, a la coacción que ejercen sobre ellas), pueden observar nuestros movimientos en la red. También lo hacen mediante la aprobación de leyes en ciertos países que van en contra del derecho a la privacidad de sus ciudadanos. Esto tiene un efecto negativo en la libertad de expresión, y evita que se use la web para explorar asuntos importantes y polémicos, como la salud, la religión o la sexualidad.

La difusión de información errónea

Berners-Lee también hace referencia a que la mayoría de internautas recurren a la web para informarse, y descubren noticias a través de redes sociales y motores de búsqueda. Hay que tener en cuenta que la mayoría de las webs gana dinero cuando se accede a sus páginas, y que los motores eligen lo que nos muestran en base a algoritmos que tienen conocimiento de nuestra información personal, tal como hemos comentado antes. Como resultado, en muchos casos las webs nos muestran contenido al que creen que accederemos en base a lo que saben de nosotros.

Esto lleva a que las noticias falsas, o los contenidos creados para que nos atraigan, se pueden expandir y extender con gran rapidez. Por lo tanto, cualquiera con los conocimientos suficientes y malas intenciones, puede engañar al sistema para difundir informaciones falsas y sacar ventaja de ello, tanto económica como política.

Falta de transparencia en la publicidad política

Dado que la mayoría de internautas se informa a través de determinadas plataformas online, y que los algoritmos que extraen datos de la información personal recopilada por diversas empresas, las campañas políticas son cada vez más sofisticadas, y creadas de forma que sus anuncios estén hechos casi a la medida de cada internauta en función de sus opiniones.

Según apunta Berners-Lee, algunas fuentes apuntan a la existencia de hasta 50.000 variaciones de anuncios en Facebook, algo que es imposible de controlar y seguir. También hay indicios de que determinados anuncios se están utilizando de forma poco ética, para dirigir a los internautas a noticias falsas.

Soluciones complicadas

Los problemas expuestos por Berners-Lee son bastante complicados, y su solución no está exenta de complejidad. No obstante, también hay soluciones, y en su carta ofrece algunas indicaciones para acabar con ello. Por ejemplo, sugiere la necesidad de trabajar de manera conjunta con las empresas que operan en Internet para dar con un equilibrio que devuelva un cierto grado de control a las personas sobre su información en la red. Para ello propone la creación de una especie de repositorios de datos personales, así como la necesidad de explorar modelos alternativos de ingresos que eliminen la recopilación de información personal para la obtención de ingresos, como las suscripciones o los micropagos.

También aboga por el rechazo general de los internautas a la información falsa, y pide que se haga presión a compañías como Google y Facebook para que se esfuercen en combatir el problema. Berners-Lee pide más transparencia en el desarrollo de algoritmos para poder entender cómo se toman ciertas decisiones, así como la elaboración de una serie de principios comunes a seguir para evitar los problemas mencionados.

El inventor de la web manifiesta que la Fundación Web, de la que forma parte, trabajará en para la solución a estos y otros problemas, recogidos en su estrategia de trabajo para los próximos cinco años. Para ello se concentrarán en investigar los problemas al detalle, a la elaboración de soluciones de políticas proactivas y a llegar a acuerdos y formar coaliciones para avanzar hacia una web que ofrezca igualdad de oportunidades y poder a todos. Además, apela a los internautas para que apoyen el trabajo de la fundación.

Foto: Paul Clarke

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