¿Puede perjudicar el crecimiento a una criptodivisa? Los expertos lo tienen claro

Bitcoin ha sido desde hace años la criptodivisa más importante del mundo, una posición que ha logrado reforzar durante los últimos años gracias a sus constantes incrementos de valor y que todavía mantiene a pesar de las caídas que ha ido sufriendo recientemente.

En términos de valor el batacazo de Bitcoin ha sido enorme. Hace cosa de un año cada unidad rondaba los 20.000 dólares y al momento de escribir este artículo había caído hasta los 6.500 dólares. La diferencia es muy grande, sobre todo si tenemos en cuenta que es una variación que se ha producido en cuestión de meses.

El Banco de Pagos Internacionales ha emitido recientemente un informe en el que indican que las criptomonedas no son «escalables», es decir que no se ven beneficiadas por el aumento de su popularidad ni por contar con un mayor número de usuarios, cosa que sí ocurre con el dinero tradicional.

«Pierden confianza y eficiencia cuando se utilizan por un mayor número de personas».

Es un aviso claro sobre el peligro que en su opinión representan las criptodivisas, ya que según el Banco de Pagos Internacionales para que cualquier forma de dinero funcione son necesarias tres claves: escalabilidad, estabilidad y confianza, y Bitcoin no cumple con ninguno de esos tres valores, ni siquiera el de la confianza, ya que creen que ésta es tan débil que puede desaparecer instantáneamente por la fragilidad de las redes descentralizadas de las que dependen las criptodivisas para realizar transacciones.

«La confianza puede evaporarse en cualquier momento».

Agustín Carstens, gerente general del Banco de Pagos Internacionales, ha dicho que como criptodivisa el Bitcoin representa un peligro que combina lo peor de una burbuja, un esquema Ponzi y una ineficiencia total a nivel de recursos, ya que se asienta sobre un sistema de minería y de transacciones ineficiente por su alto consumo energético.

En su estado actual muchos creen que las criptodivisas sólo son una forma de especulación y de blanqueamiento de dinero, y que nunca llegarán a convertirse en una opción sólida y fiable para realizar pagos de una forma similar a como lo hacemos actualmente con el dinero convencional, aunque creen que la tecnología que tienen detrás (blockchain) puede ser interesante a largo plazo.

Las críticas que reciben las criptomonedas están más que justificadas y tienen una base sólida que respalda además la necesidad de establecer una regulación global y efectiva de las mismas, una idea que ha sido bien recibida por numerosos expertos y entidades internacionales, pero que de momento no pasa de ser una simple sugerencia.