El consumo eléctrico sigue siendo el gran problema de las criptodivisas

Las criptodivisas han atravesado por una auténtica montaña rusa que poco a poco se ha ido sosegando, pero que todavía no se ha detenido. Basta ver las variaciones que siguen registrando los precios del Bitcoin y de Ethereum para darse cuenta de ello, pero en plena «crisis» por sus fluctuaciones de valor uno de sus principales problemas sigue siendo el consumo eléctrico.

El minado de criptodivisas es una actividad fundamental para muchas empresas, fondos de inversión e incluso particulares que decidieron montar pequeñas granjas dedicadas a esa actividad. Para que funcione es necesario contar con unos componentes determinados y si se quiere maximizar el beneficio es necesario reducir el coste más importante que representa, y éste no es otro que el consumo eléctrico.

En este artículo ya vimos que el consumo energético de las criptodivisas es enorme y que con el paso del tiempo no hace más que crecer. Esto no se debe únicamente a la entrada de nuevos jugadores al sector, sino también al endurecimiento de los algoritmos para obtener criptomonedas, que obliga a utilizar equipos cada vez más potentes y con un mayor consumo para mantener el nivel de productividad.

Esta realidad ha llevado a muchos profesionales y a empresas dedicadas al minado de criptodivisas a buscar zonas en las que el precio de la energía eléctrica sea lo más bajo posible, una situación que se ha vuelto insostenible para ciertas zonas de Estados Unidos y que ha obligado a imponer bloqueos temporales, como vimos también en este artículo.

El Estado de Washington ha sido uno de los últimos en tener problemas por esa «caza» de zonas con bajas tarifas en el coste de la electricidad que han emprendido los mineros de criptodivisas. En zonas como el Condado de Chelan se han registrado peticiones por parte de mineros de criptodivisas que obligarían a incrementar el suministro eléctrico en 210 megavatios, una cifra que supera de largo el crecimiento anual de 4 megavatios que se esperaba en al zona antes del «boom» del minado.

Hemos llegado a un punto en el que el minado de criptodivisas se ha convertido en un problema para el sector público, hasta tal punto que se han tenido que tomar medidas para controlar y evitar la proliferación masiva de granjas de minado en determinados lugares. No parece que la tendencia vaya a cambiar, pero lo más interesante de todo esto es poner en perspectiva la dudosa sostenibilidad a largo plazo que presenta el minado de criptodivisas.