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Estados Unidos mete presión a China vetando a más empresas y centra el tiro en la IA

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Es un hecho. La guerra comercial que libran Estados Unidos y China no es buena para nadie, pero está claro que la Administración Trump la está planteando como el medio para conseguir una mejora en sus condiciones comerciales frente al ejecutivo de Xi Jinping, y que está dispuesta a cualquier cosa para lograrlo.

Ambos países llevan ya año y medio inmersos en un tira y afloja que ha perjudicado tanto a empresas chinas como a empresas de Estados Unidos, y ha generado un fuerte malestar entre gigantes del calibre de Microsoft, Apple, HP Y Dell, que no han dudado en transmitir su descontento a la Administración Trump.

China se ha mostrado abierta a emprender negociaciones que faciliten la consecución de un punto de acuerdo mutuo, pero todavía no ha sido posible un entendimiento por parte de ambos países. En declaraciones oficiales de portavoces y oficiales chinos ha quedado claro que el problema parece estar por parte de Estados Unidos, y es que, en teoría, la primera potencia mundial no está dispuesta a mantener negociaciones «entre iguales». Dicho de otro modo, quieren salir mejor parados y obtener «beneficios» para terminar con la guerra comercial.

Esta misma semana se retoman las conversaciones entre ambos países para intentar encontrar una solución, ya sea total o parcial, a esa guerra comercial, un evento importante al que Estados Unidos quiere llegar bien preparado, y para ello no ha dudado en vetar a un total de 28 empresas y startups chinas dedicadas a la inteligencia artificial. El veto supone su inclusión en una lista negra y la consideración de «peligro para la seguridad nacional», lo que significa que no podrán comprar componentes y adquirir tecnología (software y aplicaciones) de empresas estadounidenses salvo que obtengan autorización especial del gobierno.

Aunque Estados Unidos ha dicho que este movimiento no tiene nada que ver con el plan de retomar las negociaciones con China y aluden a «actividades contrarias a los derechos humanos en China contra grupos minoritarios» la lógica, y el sentido común, nos pinta una realidad muy distinta: es un movimiento oportunista que ha sido perfectamente orquestado.

Hikvision, una de las empresas afectadas por el veto, tiene un valor de 42.000 millones de dólares y ha dicho en un reciente comunicado que siempre ha trabajado con expertos en derechos humanos para asegurar un cumplimento óptimo, de hecho contrataron a un antiguo embajador de Estados Unidos para mejorar en este sentido.

Esta nueva decisión de la Administración Trump ha afectado a varias empresas estadounidenses que trabajaban como proveedores de las empresas chinas que han sido vetadas. Su valor en bolsa ha caído de forma notable (hasta un 12% en el caso de empresas como Ambarella), y la cosa podría ir a más si la situación no se resuelve a corto plazo.

Veremos qué represalias decide tomar China y, sobre todo, cómo evolucionan las conversaciones entre ambos países durante los próximos días. ¿Habrá, por fin, un acuerdo aunque solo sea parcial? Los dos gobiernos tienen motivos para buscarlo «con ganas».

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