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Opinión

El reto digital del sector de la automoción

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2020 está siendo un año de importantes retos para el sector de la automoción, La industria ya navegaba con grandes retos de presente y futuro como la transición al  coche eléctrico, la conducción autónoma y la exploración de nuevos modelos de negocio como los que experimentan empresas como Uber y car2Go (Mobility as a Service). 

La llegada del COVID ha provocado un drástico frenazo del sector, que reaccionó al confinamiento y a la caída de la demanda paralizando la cadena de suministro, con cierres de fábricas, y reestructuraciones de plantilla necesarias para afrontar la situación que viene.   

La digitalización había llegado al sector produciendo cambios progresivos que le sumergen en una profunda transformación, lo que muchas compañías han implantado apoyándose en la innovación a lo largo de toda la cadena de valor.

Aunque la crisis ha supuesto un golpe enorme para el sector, su modelo de negocio estaba en cuestión, ya que era poco flexible ante caídas bruscas de las ventas debido sobre todo a sus elevados costes fijos. Es aquí donde el camino ya iniciado de digitalización debe acelerarse, para conseguir todos los beneficios que ofrece la tecnología. Podríamos distinguir tres grandes áreas donde se obtienen estos beneficios: el proceso de producción, el proceso de ventas y el ecosistema del conductor.

Las dos primeras áreas están muy vinculadas, ya que los procesos de planificación forman un bucle cerrado entre la producción y las ventas. La cadena de producción ha abrazado con buenas expectativas a las tecnologías como Internet of Things (IoT) y el big data.

De forma integrada, ambas tecnologías permiten la introducción de sensores en muchos de los pasos de fabricación, que a su vez recoge infinidad de datos que permiten automatizar gran parte de los procesos con la mínima intervención humana, incorporando sofisticadas técnicas de análisis predictivo en tiempo real para detectar fallos en las máquinas e incluso predecir los malos funcionamientos antes de que se produzcan.

Además, han permitido conseguir mejoras significativas en la optimización de los inventarios y la programación de la producción. La creciente adopción de técnicas basadas en inteligencia artificial ha permitido mejorar la capacidad de predicción disminuyendo enormemente las tasas de error.

Respecto a la función comercial, según McKinsey, alrededor del 30% de los costes de los fabricantes de automóviles provienen de las ventas y la comercialización, de forma que el futuro pasa indudablemente por llevar el proceso de venta end-to-end todo lo posible hacia los canales online con los clientes seleccionando sus puntos de contacto preferidos, ya sea a través de las plataformas de comercio electrónico o mediante la adaptación apropiada de aplicaciones móviles.

La adopción de showrooms ha crecido debido a las medidas de distanciamiento por motivos de salud. Además, los canales digitales facilitan el uso de inteligencia artificial, que tiene aplicación en toda la cadena de valor, ayudando a predecir las preferencias de un cliente, ofrecer sugerencias de compra, analizar de forma predictiva la planificación de la demanda y realizar una microsegmentación para aumentar la eficacia de las acciones de marketing.

Y en tercer lugar, el ecosistema digital de información y entretenimiento que tiene el conductor sigue una tendencia de “coche conectado”, incorporando además las nuevas interfaces entre el conductor y el vehículo, que facilitan y automatizan muchas de las tareas al volante, aumentando la seguridad y reduciendo los riesgos, y creando un “driver experience” inimaginable unos años antes.

Los sistemas de ayuda a la conducción se complementan con el aterrizaje de sofisticados asistentes de voz que mediante el procesamiento del lenguaje natural permiten el uso de muchas funciones y habilitan conectar el coche a través de internet con servicios de lo más variado.

Alexa no solo ha llegado a los hogares, sino que también ha tenido una buena acogida en el sector de automoción. Toda esta tecnología permite además monitorizar el estado de salud del vehículo, facilitando el diagnóstico y proporcionando información de forma anticipada de futuras averías lo cual permite incluso coordinar con los servicios postventa ganando una enorme eficiencia. Una tendencia en este aspecto es la visión de diseño en la cual la arquitectura de software se vincula al core de todo el sistema de producción.

El ecosistema del conductor permite llevar al sector hacia nuevos modelos de negocio basados en la monetización del dato. Debido a la alta digitalización del vehículo y a los cada vez mas altos niveles de conectividad, permiten una fuente de oro a la hora de recoger datos del conductor y del vehículo y utilizarlos para proporcionar información de gran valor a la hora de proveer servicios o mejorar los procesos y experiencias relacionadas con el cliente, a través del marketing y la inteligencia de ventas. Aquí se abre un punto de especial atención, que tiene que ver con la privacidad y el uso de los datos personales, así como la obtención de dichos datos de forma ilícita, lo cual abre también un gran reto para la mejora de toda la ciberseguridad asociada a los datos recogidos con toda esta experiencia.

Este catálogo de servicios sólo es posible mediante la adopción de una infraestructura digital basada en cloud. A su vez, la aplicación de filosofías DevOps y cultura Agile permiten acelerar el tiempo de desarrollo de los productos, algo que cada vez está siendo más necesario para reducir los niveles de capital circulante.

Si bien el sector de la automoción tiene un difícil camino por recorrer a través de esta pandemia, también son muchas las oportunidades de construir las bases sobre las que se reimagine el futuro de la industria, un futuro que sin duda abrazará la tecnología con todas sus fuerzas.

Firmado: Antonio Chamorro, Director de Estrategia en AtSistemas 

El equipo de profesionales de MCPRO se encarga de publicar diariamente la información que interesa al sector profesional TI.

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