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¿Necesitas el último modelo de smartphone?
Me cuesta pensar que ya han pasado casi 20 años desde que tuve mi primer teléfono móvil, un Motorola 6300 de Airtel. El siguiente fue un Ericsson gf768 y, tras él, para celebrar el cambio de milenio, un Nokia 7110 con el que me sentía como Neo (Matrix) cada vez que recibía una llamada. Desde entonces ha habido muchos más y, aunque con periodicidad variable, en muchos momentos he procurado tener un «último modelo». Bueno, lo he intentado yo o me ha convencido mi operador. Puede que al 50% en la mayoría de los casos.
Sin embargo, Associated Press publica hoy un artículo en el que recopila testimonios de una tendencia creciente, la de dejar de cambiar de móvil cada doce meses. Los fabricantes ya entraron, hace algunos años, en la dinámica de tener un gran lanzamiento anual, lo que durante algunos años se sumaba a campañas de los operadores para ofrecerlos a precios de risa (incluso gratis, en algunos casos) a cambio de firmar permanencias de 18 o 24 meses y, claro, de contratar los paquetes más caros de sus catálogos. Así, la percepción de muchos usuarios es que, en vez de bajar, su recibo mensual del teléfono móvil no sólo no ha bajado con los años, sino que ha subido sustancialmente, siempre a cambio de llevar el más actual de los smartphones en el bolsillo.
Según un informe de IDC, algo más del 90% de los usuarios de móviles cambian de dispositivo cada dos años o menos, pero lo llamativo no es el 10% restante, sino que según la misma consultora, las ventas de smartphones crecerán (globalmente) este año un 10%, un número muy por debajo del 27% de crecimiento del año pasado.
¿Razón?
En realidad varias. Una muy importante es que los operadores van rompiendo, cada vez más, con el modelo de negocio de subvencionar los terminales. Ahora ese modelo se ha sustituido por el de financiaciones blandas (sin entrada, sin intereses, aceptando el smartphone antiguo como parte del pago, etcétera) que, no obstante, suponen el desembolso de bastantes cientos de euros o dólares por algo por lo que antes podíamos obtener por 1oo o 200, un gasto que no todo el mundo está dispuesto a asumir.
Otra razón, esgrimida cada vez por más analistas, es que hace ya algún tiempo que las innovaciones que aportan los nuevos modelos con respecto a sus predecesores son menores, es decir, no son auténticas novedades, sino sólo mejoras de lo ya existente. Pantallas con más resolución, cámaras con más megapíxeles, un hardware más rápido… Sólo algunos cambios que sí resultan algo disruptivos, como la pantalla de gran tamaño del iPhone 6+ o las pantallas curvas de Samsung animan a más usuarios a cambiar.
En el resto de los casos, ¿merece la pena gastarse entre 500 y 1.000 euros al año a cambio de una actualización menor? Para bastantes de las personas citadas en el artículo de AP está claro que no, puesto que sus smartphones, los que tienen en la actualidad, ya cumplen perfectamente sus funciones, por lo que el cambio es innecesario.
Apple, con el lanzamiento de sus últimos modelos de iPhone, ha encontrado una fórmula muy interesante para que los usuarios se actualicen sí o sí, siempre al último modelo: el leasing. Este sistema, que hasta ahora sólo ofrecían algunos operadores, y siempre asociado a la contratación de planes de voz y datos caros, puede empujar a que las renovaciones de terminales de los usuarios de iPhone se mantengan por encima de las de los modelos de otros fabricantes de smartphones. ¿O podrán estos desarrollar las redes necesarias para ofrecer también ellos un servicio similar?
Imagen: Kropekk_pl
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