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Economía digital: el avance hacia un futuro sin dinero físico

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En la actualidad, el sistema financiero no está limitado a las transacciones realizadas a través de las tradicionales entidades bancarias. Al igual que sucede con el dinero, todo lo relacionado con las finanzas han pasado del offline al online de una manera vertiginosa. Gracias a los avances de la tecnología, al desarrollo del comercio electrónico, a las monedas virtuales y a la proliferación de los dispositivos móviles, ya está en funcionamiento un sistema paralelo en el que el dinero físico ni está ni se le espera: la economía digital.

Este término, fue acuñado en 1995 por Don Tapscott, que en su libro titulado «La economía digital: promesas y peligros de la inteligencia en red», ya hablaba entonces de los cambios que experimentarían los sistemas utilizados para hacer negocios gracias a Internet. No fue hasta el 2001 cuando el economista y estadístico estadounidense Thomas Mesenbourg, afinó más el concepto de economía digital e identificó sus tres principales componentes: infraestructura de negocio electrónico (hardware, software, telecomunicaciones, redes, capital humano, etc), negocio electrónico (cómo se llevan a cabo los negocios o cualquier proceso que las empresas realizan a través de redes) y comercio electrónico.

Desde entonces, el crecimiento de las transacciones electrónicas, el nacimiento de monedas virtuales y la creciente popularidad de los pagos electrónicos, así como la apuesta de varios países por la reducción de la presencia del dinero físico para tratar de reducir el fraude fiscal, como está sucediendo en la India, han hecho que la economía digital pase de ser vista como algo etéreo y del futuro a considerarse una realidad en la que prácticamente cualquiera, con acceso a Internet, toma parte en su vida cotidiana. Grecia ha llegado incluso a poner en marcha su propia moneda virtual, el Hellascoin.

La expansión de Internet ha hecho que el acceso de los ciudadanos a los servicios financieros haya aumentado, y poco a poco se esté pasando del dinero físico al virtual. Lo utilizamos de manera cotidiana y casi sin darnos cuenta, cuando pagamos con tarjeta de débito o crédito, cuando utilizamos pagos móviles o realizamos transacciones a través de los servicios de banca en internet. También cuando hacemos uso de los servicios de monedero virtual o pagamos o recibimos dinero en una cuenta de PayPal.

Evita el fraude y las falsificaciones

Como hemos mencionado, este sistema económico ofrece más trabas al fraude y evita las falsificaciones de billetes. Si las transacciones se realizan a través de bancos, los gobiernos pueden monitorizarlas y seguirlas, lo que reduce en gran medida el dinero negro. También ofrece más seguridad y privacidad a los que lo utilizan. Limita el flujo de dinero en metálico en la economía real, y el manejo del dinero de manera virtual es bastante sencillo y asequible. Su implementación y puesta en marcha suele tener unos costes muy ajustados y ofrece una gran comodidad a la hora de pagar, en muchos casos, solo es necesario contar con un teléfono móvil para hacerlo.

También deja atrás las barreras físicas que hay a la hora de hacer transacciones entre países, puesto que los participantes en la economía digital pueden realizar transferencias de dinero de un punto a otro, sin importar lo alejados que estén o si se encuentran en países o continentes diferentes. Tampoco hay que llevar encima montones de billetes para hacer pagos, lo que minimiza el riesgo de pérdidas o atracos.

Eso sí, no todo es positivo en la economía digital: para evitar hackeos, fraudes con tarjetas de crédito, o el robo de dinero o identidad es necesario poner en marcha medidas de seguridad on-line, además de otras que permitan preservar la privacidad en los pagos digitales. Esto abre la puerta a nuevos puestos de trabajo, y no solo relacionados directamente con la tecnología, sino también con el mundo del derecho, un área que tendrá que avanzar para proteger la legalidad de los pagos electrónicos. Así lo ha manifestado el ministro de Ley y Tecnología de la India, Ravi Shankar, que ha señalado que los estudiantes de leyes tendrán nuevas oportunidades en los campos de «propiedad intelectual, competencia, privacidad de datos y otras leyes innovadoras«.

Según Shankar, «la economía digital en la India se va a convertir en un mercado de un billón de dólares«, lo que da idea de la importancia de este nuevo sector para los países emergentes. Pero no solo las naciones están sacando partido de la economía digital, sino también muchas empresas de tecnología, que han creado auténticas economías paralelas en las que no se utiliza dinero físico. Ni siquiera real. Entre ellas están varias relacionadas con los juegos, han puesto en marcha sistemas de recompensas y monedas virtuales propias, con lo que los jugadores pueden recurrir a ellas para comprar servicios y objetos virtuales que les ayuden a progresar en el juego.

Un ejemplo de esto es lo que se dispone a hacer Microsoft con Minecraft, el mundo virtual en el que los jugadores pueden desarrollar su propio mundo. Desde la compañía han decidido abrir una tienda virtual para Minecraft, en la que se podrán adquirir todo tipo de objetos e incluso texturas y mundos completos creados con él. Esta tienda permitirá vender contenidos a terceros, y para pagar en ella habrá que utilizar una moneda virtual creada ex profeso para la ocasión: Minecraft Coin. El precio de compra de esta moneda oscilará entre uno y 10 euros por unidad, y se podrá comprar en cualquier tienda oficial de apps para iOS, Android o Windows. Tras comprarlas quedarán vinculadas a la cuenta de Xbox Live de cada jugador.

También va a crear la moneda virtual zGold, que se podrá usar para comprar juegos y objetos de esos juegos. Asimismo, ha desarrollado el sistema de recompensas zSilver, que permite a los jugadores transformar en moneda virtual los logros que vayan alcanzando mientras juegan con los títulos disponibles a través de la plataforma de software Razer Cortex.

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