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Los interrogantes de la industria 4.0

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Industrial 4.0

Como ya te hemos contado, estamos asistiendo a Huawei Eco-connect Europe 2017, el evento anual más importante de la empresa china para el mercado de Europa Occidental, y que este año se celebra en Berlín. En dicho encuentro, la transformación digital tiene una importancia capital, y un claro ejemplo de ello es la sesión desarrollada por el profesor y doctor en ingeniería Detlef Zühlke, en la que se ha abordado el estado actual del nuevo paradigma industrial, que ya se identifica como la cuarta revolución industrial, o simplemente Industria 4.0.

El principal problema, como bien lo ha planteado Zühlke, es que pese a que ya llevamos tiempo hablando de este nuevo paradigma, todavía no hemos llegado a una estandarización completa del mismo (puedes ver esa referencia en la imagen que abre esta noticia). Y es que, en realidad, para el completo desarrollo de la industria 4.0, es imprescindible que previamente se termine de definir el cúmulo de desarrollos y tecnologías de los que depende, y que va desde Big Data, que sí que tiene ya un importante grado de madurez, hasta otras que todavía tienen trabajo por delante, como la Realidad Combinada o pervsasive engineering.

Es cierto e indudable, que la industria sí que está realizando un importante esfuerzo para proporcionar soluciones concretas a las necesidades del sector industrial. Por ejemplo, hace unos meses ya te hablamos de sistemas robóticos de siete ejes, y que han sido diseñados pensando en industria 4.0. Y lo mismo con soluciones de seguridad como estas de Fujitsu o software diseñado para conectar gestión y procesos. La plétora de productos y servicios destinados a facilitar al sector industrial el salto a este nuevo paradigma no deja de crecer, pero es fundamental dar los pasos en el orden adecuado, y afinar a la hora de elegir entre tan diversa oferta. Esta es la única vía para minimizar el riesgo de una evolución fallida, que se traducirá en importantes costes económicos, y también en una enorme pérdida de tiempo, que de ser aprovechado por nuestra competencia nos pondrá en una situación de desventaja competitiva.

Así pues, cualquier empresa que se plantee dar el salto y modernizar sus procesos para integrarse en el paradigma de industria 4.0, lo primero que deberá hacer es analizar su propia situación. Para tal fin, es fundamental que participe en grupos y redes, y que se mantenga informada de todo lo que acontece en este campo. Simultáneamente, tendrá que desarrollar un plan íntegro de transformación digital en sus procesos de producción, así como para integrar los mismos en/con los sistemas de gestión que ya emplea en la actualidad (o, si todavía no lo hace, llevar a cabo también esta transformación).

Y solo entonces, con un plan muy bien trazado, y que se acerque lo máximo posible a estándares del mercado, llegará el momento de empezar a avanzar en la transformación. Hay que recordar que, en toda transformación digital, el proceso debe iniciarse en el núcleo y, posteriormente, ir extendiéndose hasta los extremos. Y es que hacerlo a la inversa puede hacer que, por ejemplo, tras instalar determinados sistemas en nuestros centros de producción, descubramos que estos no son compatibles con otros elementos que necesitamos para la gestión diaria de la empresa (un ERP, por ejemplo).

Así pues, en realidad gran parte de los interrogantes relacionados con Industria 4.0 tienen que ver con la evolución de las tecnologías sobre las que se sostiene, y de la estandarización de parte de los elementos de las mismas. Así, lo cierto es que ya es posible llevar a cabo procesos de transformación, pero para hacerlo de manera adecuada será necesario, por una parte, apostar por soluciones tecnológicas que se ajusten a estándares y, por otra, que cuente con todos los medios destinados a garantizar su futura compatibilidad con lo que está por venir. No es sencillo, claro, pero sí que es imprescindible, de cara a garantizar que ésta será una inversión de futuro, y que nos situará a la vanguardia del sector industrial. Y, por supuesto, entender que la transformación debe ser global, es decir, que debe englobar no solo la producción, sino también el resto de actividades, interconectándolas entre sí. Lo contrario no es una transformación digital, sino simplemente una actualización de algunas «herramientas».

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