Qualcomm, a punto de conseguir la aprobación de Japón y Europa para la compra de NXP

El fabricante de semiconductores Qualcomm está a punto de conseguir la aprobación de la entidad reguladora de Japón para la compra de NXP Semiconductors, una compañía dedicada a la fabricación de chips y semiconductores por la que pagarán unos 38.000 millones de dólares. Además, según ha podido saber Reuters, el acuerdo también va a lograr la aprobación de las reguladoras de Europa antes de final de año. Esta decisión llegará por tanto antes de la fecha límite que se habían fijado los miembros de la comisión encargada de estudiar el caso: el próximo 15 de marzo. Eso sí, con algunos pequeños cambios en las condiciones del acuerdo.

Con estas aprobaciones en el bolsillo, Qualcomm daría un paso más hacia el cierre del acuerdo, lo que le daría más fuerza en su lucha para evitar la oferta no solicitada de compra de 103.000 millones de dólares que le ha hecho Broadcom y que Qualcomm ha rechazado. Aparte de evitar esta compra, Qualcomm quiere convertirse en el principal suministrador de chips para el mercado de la automoción. De ahí la compra de NXP, que se convierte en la mayor operación de adquisición del sector.

Para poder contar con la autorización de las diversas entidades reguladoras, Qualcomm ha accedido a no comprar las patentes estándar esenciales de NXP. Tampoco emprenderá acciones legales contra terceros que tengan que ver con las patentes de NFC, una tecnología cuyos chips contribuyó a inventar NXP. A esto hay una única excepción: podrá hacerlo si es para defenderse.

Además, también ha ofrecido mantener la interoperabilidad, y permitirá a productos rivales de los de Qualcomm seguir funcionando con los productos de NXP. En caso de que Qualcomm no consiga evitar que Broadcom la compre, se formaría una macroempresa compuesta por Broadcom, Qualcomm y NXP.

El grupo resultante tendría control sobre los chips de modems, redes WiFi, GPS y chips NFC. Tendría por lo tanto una posición de mucha fortaleza, que preocuparía a clientes como Apple y Samsung. Todo por las posibilidades que una empresa tan grande tendría a la hora de fijar y subir precios. No obstante, podría darse el caso contrario. Una empresa tan grande conseguiría reducir mucho sus costes, y contaría con la flexibilidad suficiente para bajar los precios.