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China pide a los fabricantes de coches eléctricos datos de los usuarios

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Es indiscutible, China es el mercado más importante y con mayor potencial en lo que respecta a la venta de coches eléctricos. El ejecutivo del país se ha mostrado favorable a la adopción de este tipo de vehículos, tanto que incluso han llegado a ofrecer ayudas y subsidios.

Podríamos pensar que se trata de un movimiento loable para acabar con los coches basados en combustibles fósiles, pero lo cierto es que detrás de todo ese apoyo a los coches eléctricos se encuentran los intereses de la dictadura comunista que gobierna en China.

Los coches eléctricos marcan un importante avance en términos de sostenibilidad y respeto por el medio ambiente, pero también en lo que respecta a la tecnología utilizada. Uno de los mejores ejemplos lo tenemos en los coches de Tesla, que integran un conjunto de funciones avanzadas que permiten hacer un seguimiento de la localización del vehículo y dar soporte a un modo de conducción automática de grado tres.

Un informe ha puesto de manifiesto que China está utilizando la tecnología presente en los coches eléctricos para monitorizar a sus ciudadanos, y que Tesla ha sido una de las últimas afectadas, ya que no ha tenido más remedio que compartir información relacionada con la ubicación de sus coches tras recibir peticiones directas del gobierno chino.

En efecto, China ha dado una orden clara a todos los fabricantes de coches eléctricos que operan en el país: deben transmitir en tiempo real al gobierno la ubicación exacta de sus coches, una medida que se une al amplio repertorio de censura y espionaje que el ejecutivo del país utiliza para controlar a sus ciudadanos.

Las empresas no tienen más remedio que aceptar las demandas del gobierno chino, ya que de lo contrario podrían ser sancionadas e incluso bloqueadas, lo que significa que no podrían seguir vendiendo sus coches en China. Las autoridades se han justificado diciendo que utilizan esa información para mejorar la seguridad pública, las infraestructuras y para evitar fraudes en el cobro de ayudas y subsidios, pero sus argumentos no convencen.

Podemos dar por hecho que China seguirá recurriendo a la tecnología para monitorizar y controlar a sus ciudadanos, y que la cosa solo puede ir a peor. El país ya confirmó que empezará a adoptar un sistema de puntos para valorar el grado de civismo de sus ciudadanos, un proyecto que puede encontrar un importante apoyo en esos datos que le facilitan los principales fabricantes de coches eléctricos en tiempo real.

Con este panorama podemos traer a colación Project Dragonfly de Google, un tema sobre el que ya tuvimos la oportunidad de hablar en esta noticia. Como dijimos en su momento China no dejará que Google vuelva a operar en el país si no acepta darle toda la información de sus usuarios que estime conveniente, una realidad que explica el rechazo de buena parte de sus empleados a dicho proyecto.

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