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El CEO de Intel no descarta recurrir a la competencia para producir sus chips
Bob Swan, CEO de Intel, ha confirmado recientemente que no descartan la posibilidad de licenciar la tecnología asociada a un proceso concreto de fabricación de semiconductores procedente de terceros, y que podrían utilizarla en sus propias fábricas, una estrategia muy interesante que debemos analizar en profundidad.
Hasta ahora, Intel ha externalizado, cuando ha sido estrictamente necesario, una parte de la producción de sus semiconductores (principalmente destinados a chipsets de gama baja y a procesadores económicos), pero nunca ha llegado a asumir una externalización completa de un nodo específico, y tampoco ha licenciado tecnología de terceros vinculada a un nodo de fabricación concreto.
Lo que Bob Swan plantea es pagar una cuota por la licencia que incluye la tecnología que utiliza, por ejemplo, TSMC para producir chips en 7 nm. Esa licencia permitiría a Intel utilizar ese mismo proceso productivo, pero en sus propias fábricas. Intel no pagaría para que TSMC le «cocinase» una determinada cantidad de obleas, sino que asumiría el pago de una licencia que le daría las claves que necesita para «cocinarlas» él mismo en sus fábricas.
Esta podría ser una respuesta acertada a los problemas que ha venido teniendo Intel con su salto al proceso de 10 nm, y es probable que acabe siendo clave en la transición del gigante del chip al proceso de 7 nm, un salto que, por lo que hemos podido ver recientemente, estaría protagonizado por la adopción de diseños MCM con estructura big.LITTLE, como hemos visto en este artículo.
No debemos terminar este artículo sin traer a colación la importancia que han jugado desde hace años las fábricas propias de Intel, las críticas que han recibido por parte de los inversores, y el peso que tienen actualmente. Como ya os hemos contado en ocasiones anteriores, el mercado de los semiconductores se encuentra en una situación complicada debido a la alta demanda y a la incapacidad de gigantes como TSMC de cubrir, de forma satisfactoria, todos los pedidos que recibe.
Si Intel se hubiese desprendido de sus fábricas, habría quedado en una situación muy complicada, ya que ninguno de los gigantes del mundo de los semiconductores habría sido capaz de suministrarle las obleas de silicio que necesita. Mantenerse como una empresa con fábricas propias ha sido, sin duda, todo un acierto por parte de Intel.
Será interesante ver cómo evoluciona la situación en los próximos años. Tened en cuenta que Intel seguirá diseñando sus arquitecturas tanto a nivel CPU como GPU, lo único que licenciaría, en este caso, sería la técnica para trasladar esos diseños a la oblea.
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