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Fitbit rebaja su previsión de ventas y sus acciones se desploman
El mercado de los wearables ha experimentado un cierto repunte en los pasados meses, y cuenta con buenas expectativas para el futuro. Según IDC, las ventas de este tipo de dispositivos en todo el mundo subirán un 29% este año, y se doblarán para 2020. Pero, a pesar de los buenos augurios, la compañía líder de este mercado, Fitbit, no acaba de despegar y acaba de rebajar por segunda vez este año sus previsiones de ventas para el próximo trimestre. Todo debido a una demanda no demasiado elevada de sus productos pero también a problemas con la producción de su nueva pulsera cuantificadora, la Flex 2.
Fitbit predice que en el periodo comprendido entre octubre y diciembre, uno de los más importantes del año por ser el que abarca toda la campaña de Navidad, tendrá unos ingresos de entre 725 y 750 millones de dólares. Mucho menos de lo que predecían los analistas: 985 millones de dólares. Esta previsión le limita el crecimiento en un 5,4%, mientras que las previsiones llegaban al 38,4%. De cumplirse este dato, Fitbit registraría su crecimiento más bajo desde que salió a bolsa en junio de 2015.
No es el único dato malo que ha ofrecido la compañía en sus resultados correspondiente al tercer trimestre de 2016. También se ha quedado por debajo de lo esperado en cuanto a ingresos, por lo que sus accionistas no han reaccionado de forma favorable y el valor de sus títulos ha descendido hasta un 30% en las horas posteriores a la publicación de los resultados.
Fitbit se encuentra inmersa en un proceso de transición hacia el lanzamiento de nuevos productos, de los que la pulsera Flex 2 se suponía iba a ser el motor de sus ventas. Pero no ha sido así, fundamentalmente la dificultad de la empresa para encontrar baterías lo bastante pequeñas para que qupan en el dispositivo, algo que no se han solucionado todavía. De hecho, los responsables de Fitbit no esperan poder hacerlo hasta finales de diciembre. Así lo ha confirmado el COO de la empresa, Bill Zerella, a Reuters, que también ha comentado que el impacto que este problema podría tener en la previsión de ingresos asciende hasta los 50 millones de dólares.
El destino de Fitbit no está completamente en sus manos, ya que depende no solo de que se solucionen sus problemas de producción, sino también de que los consumidores sientan la necesidad de comenzar a utilizar un wearable. Mientras tanto, su posición como líder está cada vez más amenazada por empresas como Garmin, Apple o Samsung, que cuentan en su cartera de productos con wearables cada vez más sofisticados.
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