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El «culebrón» de la CIA, Trump y Twitter

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Uno de los medios preferidos para que Trump haga saber al mundo lo que opina de cualquier tema es Twitter. Muchos, cansados de su comportamiento, se preguntan por qué la red no le expulsa tras sus salidas de tono y polémica, durante la campaña electoral y después de asumir la presidencia. Y hay quien ya ha decidido pasar a la acción. Es el caso de una antigua agente encubierta de la CIA, Valerie Plame Wilson, que al parecer ha abierto una campaña de crowdfunding para comprar Twitter, con el único propósito de que Trump no pueda utilizarlo.

Según Associated Press, Wilson, que abandonó la CIA en 2005, puso en marcha la campaña de recogida de fondos a través de la web GoFundMe la semana pasada, y la anunció, cómo no, en Twitter, con el siguiente mensaje: «Si los directivos de Twitter no acaban con el odio y la violencia de Trump, es nuestro turno«. En la página que ha abierto para el crowdfunding, se pueden ver los motivos que han llevado a Wilson a iniciar esta campaña, como que los tweets de Trump «dañan al país y ponen a la gente en peligro«.

Ayer por la mañana, Wilson llevaba recaudados 6.000 dólares de su objetivo: 1.000 millones de dólares. La Casa Blanca ha usado esta baja cantidad para quitarle importancia. Así, la secretaria de prensa, Sarah Huckabee Sanders, ha manifestado, en un comunicado enviado a través del correo electrónico, que la baja cantidad que ha recaudado este proyecto hasta ahora demuestra que a los estadounidenses el gusta el uso que el presidente hace de Twitter. En el comunicado también ataca a Wilson, que la que afirma que «su ridículo intento de acabar con su derecho, recogido en la primera enmienda, es la única violación y expresión de odio e intolerancia clara en esta situación«.

Según aparece también en la página de GoFundMe de su campaña, Wilson espera recaudar el dinero para hacerse con un paquete de acciones de Twitter suficiente para poder controlar la red. También afirma que si no consigue lo bastante para comprar la mayoría de las acciones, sopesará las opciones de hacerse con «una participación significativa» y proponerlo en el encuentro anual de accionistas de la compañía.

Pero aunque consiga los 1.000 millones que pide, todavía se quedaría corta a la hora de comprar acciones para poder controlar la empresa. Según el valor de la misma en bolsa, una participación mayoritaria en ella costaría unos 6.000 millones. Eso sí, con esa cantidad se convertiría en la accionista mayoritaria de la empresa, lo que le daría una posición de poder en la empresa para poder influir en ella.

Foto: Hunter Kahn

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