La FCC pondrá fin a la legislación de la neutralidad de la red el 11 de junio

Tras la votación de la FCC celebrada el pasado mes de diciembre se confirmó que la neutralidad de la red tenía los días contados en Estados Unidos. El resultado de 3 votos a favor de la ruptura y 2 se perfiló como un ataque directo a la red de redes, ya que rompe la idea de igualdad y permite crear una Internet de primera y una Internet de segunda.

El concepto de neutralidad de la red se asienta sobre la idea de que todo el tráfico y todos los sitios web que «pueblan» Internet deben ser tratados de igual manera, lo que significa que las operadoras y proveedores de servicios no pueden limitar el acceso a determinadas páginas y tampoco priorizar el tráfico ni reducir la velocidad de aquellas. En resumen, es una garantía tanto para empresas como particulares, que además se ha visto completada con los servicios de conexión a Internet de banda ancha y tarifa plana.

Con la ruptura de la neutralidad de la red todo lo que hemos explicado en el párrafo anterior se desmorona. Las operadoras tendrán ahora vía libre para restringir el acceso a determinados sitios web, podrán discriminar el tráfico y la velocidad y favorecer con ello a determinadas empresas y servicios, lo que obviamente se traduce como contrapartida en un perjuicio claro para otros.

Las consecuencias pueden ser muy graves tanto para el sector profesional como para los consumidores, que tendrán que afrontar un cambio muy importante para el que no creemos que estén verdaderamente preparados.

Numerosos Estados y miembros del partido demócrata siguen trabajando para frenar este proceso y hacer que se mantenga la neutralidad de la red. Jessica Rosenworcel, miembro de dicho partido y de la FCC lo tiene claro, ya que en su opinión:

La FCC está en el lado equivocado de la historia, el lado equivocado de la ley y el lado equivocado con respecto al pueblo estadounidense.

Queda por delante la votación del Senado pero no hay demasiadas esperanzas debido a que Donald Trump podría acabar vetando cualquier resultado contrario a los intereses del partido republicano.