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Alemania, Australia y Reino Unido impulsan un pacto para frenar las grandes fusiones que limitan la competencia

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Poner fin a las grandes operaciones de fusiones y adquisiciones que impactan en la libre competencia y pueden perjudicar a los usuarios. Es es el objetivo del pacto que acaban de firmar los organismos de regulación de la competencia en Australia, Alemania y Reino Unido. Un pacto que busca desarrollar mercados más competitivos y que, no nos engañemos, pone en su punto de mira a las grandes empresas tecnológicas.

Tal y como se lee en el documento firmado por los tres organismos públicos (The Australian Competition and Consumer Commission (ACCC), UK Competition and Markets Authority (CMA), y la Bundeskartellamt de Alemania), existe una necesidad real de ser más «riguroso» a la hora de aprobar estas operaciones. El documento de hecho, va más allá y dice:

«El objetivo del control de las fusiones es garantizar que se evalúen las transacciones pertinentes y se impidan las fusiones anticompetitivas para que los consumidores se beneficien de los precios más bajos, los productos y servicios de mayor calidad, la mayor oferta y la innovación que aporta la competencia efectiva. Sin unos regímenes de control de las fusiones fuertes, existe el riesgo de que se produzcan fusiones que disminuyan el nivel de competencia al debilitar las restricciones competitivas y, en algunos casos, reforzar las posiciones dominantes».

Y aunque en este acuerdo se habla en un principio de fusiones como un concepto horizontal y que afecta a todos los sectores, las referencias a la industria tecnológica son las que más abundan. En este sentido, los firmantes indican que «el sector tecnológico es un ejemplo de mercado altamente concentrado con altas barreras de entrada debido a los efectos de red. Esto puede dar lugar a una alta concentración en la que el poder se afianza fácilmente y es probable que también se mantiene de forma duradera».

Para que esta situación no se produzca (o no se siga produciendo), los tres organismos se presentan como la primera «línea de defensa», ya que una vez que una fusión se aprueba y como consecuencia, se produce una situación de posición dominante en el mercado, hay muy poco que estos organismos puedan hacer de forma retroactiva con las herramientas que tienen en estos momentos.

Los firmantes indican que incluso lo que puede parecer la compra de una pequeña startup, «podría hacer que un mercado competitivo se inclinara en una dirección anticompetitiva» a medio o largo plazo, por lo que hay que estar especialmente vigilantes.

Finalmente, animan a otras agencias de vigilancia de la competencia y a los tribunales a actuar de forma decidida cuando se detecten situaciones de incertidumbre por determinadas fusiones que pueden ser conflictivas, garantizando que se promueven los intereses de los consumidores por encima del beneficio que obtienen las empresas que se fusionan.

Que la agencia alemana sea una de las que ha firmado el pacto, puede ser interesante por el gran peso que tiene en el conjunto de la Unión Europea y, si este documento llega en algún momento a ser algo más que una declaración de intenciones, podríamos ver cómo se ponen más obstáculos a esas compras millonarias cuyo beneficio para los ciudadanos no es claro.

Periodista tecnológico con más de una década de experiencia en el sector. Editor de MuyComputerPro y coordinador de MuySeguridad, la publicación de seguridad informática de referencia.

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