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¿Por qué va a diferenciar NVIDIA su próxima arquitectura para GPUs profesionales?

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NVIDIA

Llevamos un tiempo hablando de dos arquitecturas de NVIDIA, Hopper y Ada Lovelace. La primera será, en teoría, la que utilizará el gigante verde en su próxima generación de aceleradoras gráficas dirigidas al sector profesional, es decir, para dar vida a la serie que antes conocíamos como Tesla, y que ahora ha pasado a llamarse NVIDIA serie A. Por contra, la segunda se utilizará, supuestamente, en las GeForce RTX 40, dirigidas al sector de consumo general, y también en las RTX serie A, anteriormente conocidas como Quadro.

Entiendo que, a algunos de nuestros lectores, esta diferenciación de arquitecturas pudiera parecerle difícil de entender, o incluso injustificada, pero la verdad es que tiene mucho sentido, y no sería la primera vez que NVIDIA adopta esta estrategia. Cuando la compañía lanzó la arquitectura Pascal en el mercado de consumo general (fue utilizada en las GTX 10), también introdujo la arquitectura Volta en el sector profesional. Dicha arquitectura fue la primera en utilizar los núcleos tensor, especializados en inteligencia artificial.

Diferenciar entre dos arquitecturas, una dedicada al sector profesional y otra la sector de consumo general, permitiría a NVIDIA ofrecer soluciones gráficas mejor adaptadas a las necesidades de cada sector en concreto, no solo en materia de rendimiento, sino también en todo lo relacionado con el precio, el consumo y la especialización. Obvia decir que, al mismo tiempo, esto le permitiría competir mucho mejor con su principal rival en el sector, AMD.

En este caso, la diferencia que marcará Hopper será muy grande, y es que, si se cumplen todas las filtraciones que hemos visto, será la primera arquitectura gráfica de NVIDIA en utilizar un diseño MCM (módulo multichip). Esto quiere decir que la GPU estará formada, al menos, por dos chips con unas especificaciones concretas, lo que permitirá crear una «súper GPU» uniendo chips más pequeños y sencillos.

Ese enfoque tiene importantes ventajas, tanto en términos de rendimiento como de costes, ya que hace posible la creación de GPUs con decenas de miles de shaders (núcleos CUDA) y reduce el coste a nivel de oblea. Esto último tiene una explicación muy sencilla, y es que no es lo mismo llevar a la oblea un único chip con 20.000 shaders, por ejemplo, que llevar un chip con 10.000 shaders. El primero es más complejo, y por tanto hay más posibilidades de que algo falle y de que obtengamos más chips no funcionales. Con el segundo, ocurre todo lo contrario.

Con Hopper, NVIDIA podría crear esa GPU de 20.000 shaders combinando dos chips de 10.000 shaders cada uno. Es un ejemplo sencillo, pero estoy seguro de que os permite entender esas ventajas a las que hemos referencia. Por otro lado, es importante recordar que esto también permitiría a NVIDIA competir de tú a tú con CDNA 2, una arquitectura profesional de nueva generación de AMD que también utilizará un diseño MCM.

Por contra, Ada Lovelace será, en teoría, la última arquitectura de núcleo monolítico de NVIDIA, y competirá en un sector donde este tipo de arquitectura todavía será perfectamente viable, ya que el peso del total de shaders en bruto es menor. Si todo va según lo previsto, será presentada a finales del año que viene.

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