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Opinión

Usos de la Inteligencia Artificial: de los chatbots a la seguridad nacional

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Inteligencia Artificial

Los chatbots, además de Hollywood, han puesto en el ágora de la opinión pública lo que antes era dominio de unos pocos. La Inteligencia Artificial ha sustituido al Metaverso (y Web3, Blockchain) como el gran tema de discusión en el mundo tecnológico, empresarial y económico. Y, de ahí, a la educación, el arte, el periodismo y casi cualquier profesión y oficio en que los humanos hemos de usar nuestro cerebro, con excepción de la política. Este es nuestro vigésimo artículo sobre Inteligencia Artificial para Muy Computer Pro y hemos escrito y publicado varios libros sobre la materia (Inteligencia Artificial, Big Data, Internet de las Cosas y Éxito Empresarial, entre otros). Decimos esto porque no somos ajenos a la Inteligencia Artificial y tampoco tenemos sesgos negativos.

Es una tecnología más y ya está. Otra cosa es que la Inteligencia Artificial (en forma de Chatbots como ChatGPT de Open AI & Microsoft y Bard de Google, entre otras) se ha popularizado, ha llegado a la población general. Prensa, radio, TV e Internet hablan de ello. Cierto que, para que la temática tenga sex appeal entre la sociedad, es necesario acudir a cuestiones que le son cercanas a las personas normales. Un ejemplo manoseado es que los alumnos acudan a estas herramientas para hacer sus deberes, reduciendo su empeño al mínimo esfuerzo. O que los abogados, que deben utilizar textos muy estandarizados, acudan a estas tecnologías para quitarse de encima labores mecánicas e ingratas. Dall-E, una de estas tecnologías, “crea arte”, cualquiera que sea el nuevo concepto que se tenga del “arte”, antes reservado al terreno de Miguel Ángel, Rafael, El Greco o Van Gogh.

Hablamos de una inteligencia artificial que puede componer música, literatura y poesía. Sus creadores nos recuerdan que, todavía, el conocimiento que tienen y ofrecen los chatbots está limitado a aquello que aprendieron hasta 2021. Creemos que, puesto que Microsoft (OpenAI) y Google han puesto a disposición del público estas herramientas y ya hay más de 100 millones de personas utilizándolas, lo que los creadores denominan “período de pruebas” es, sobre todo, un período de aprendizaje. A mayor número de preguntas y respuestas, mayor capacidad de afinar en el conocimiento que provee este tipo de Inteligencia Artificial.

Este último apunte es esencial. Al igual que la computación cuántica (temática de moda antes que el Metaverso) todavía no tiene utilidad universal, sino que está restringida a realizar muy bien tareas específicas, también la Inteligencia Artificial es, hoy, una tecnología para aplicaciones muy concretas. Se ha publicado tanto sobre ello estas semanas que no es menester repetirlo aquí. Sí es importante notar que los predecesores de estos chatbots son los asistentes virtuales como Alexa (Amazon), Siri (Apple) y Google Assistant (entre otros), que tienen un muy fuerte componente de Inteligencia Artificial, como hemos publicado en estas páginas a lo largo de los años. ChatGPT y Bard no son culminación de lo anterior ni de ninguna otra cosa, sino un paso más adelante, de las tecnologías de la información.

Los que venden Inteligencia Artificial magnifican sus virtudes. En documentos internos de Microsoft se dice que ha sido un error lanzar el producto “en abierto” a la población general de todo el mundo, cuando aún está en período de pruebas. Posiblemente se trate de una filtración interesada porque, en realidad, como dijimos más arriba, los chatbots están aprendiendo a raudales con sus millones de interacciones con humanos en “el período de pruebas”. La población general está haciendo el trabajo gratis a las firmas tecnológicas fabricantes de Inteligencia Artificial, quienes como todo vendedor/a, defienden sus productos a capa y espada. Lógico: viven de ello, como el vendedor de coches de segunda mano y cualquier vendedor en general.

Lo que está claro es que “ésta” Inteligencia Artificial ha conseguido varias cosas: los despidos de las tecnológicas ya no son noticia; el Metaverso parece estar dentro de un cajón y las empresas de videojuegos lo empiezan a pasar mal; las grandes cuestiones sobre la Inteligencia Artificial que llevamos dos décadas discutiendo, pero pasaban sin pena ni gloria para opinión pública y opinión publicada, hoy cobran más importancia al albur de la moda y del contexto internacional actual. Por ejemplo, la guerra tecnológica entre China y EEUU por tener la mejor Inteligencia Artificial, de lo que venimos escribiendo hace años. El nombramiento en muchos gobiernos (también el español) de responsables de Inteligencia Artificial. Es cuestión de negocio, de mover la economía al terreno del conocimiento y, por supuesto, seguridad nacional. Kai-Fu Lee, uno de los mayores expertos en IA y autor de “AI Superpowers” y “AI 2041”, con experiencia en Apple, Google y Microsoft, explica que China y sus empresas no se quedan atrás en la carrera por dominar la IA. En la anterior Guerra Fría, hubo una “carrera espacial, por controlar el espacio e ir a la luna”. Ya sabemos que ganó EEUU a pesar de los primeros éxitos soviéticos. China, con Baidu, Tencent y Alibaba, entre otras grandes corporaciones tecnológicas, no se quiere quedar atrás.

En Occidente, los movimientos chinos se ven con algo más que recelo: la ciberseguridad está por medio, así como la privacidad de datos y la propiedad intelectual. Por no hablar de Seguridad Nacional. Podemos acudir al manido ejemplo de Alan Turing, a quien consideramos padre de la informática moderna. Con su primer ordenador (a principios de la Segunda Guerra Mundial), ayudó a descifrar el código de comunicaciones alemán (Enigma). Durante décadas, las actividades de Turing y sus colegas en Bletchley Park fueron ocultados: hoy, la historiografía moderna de la Segunda Guerra Mundial (James Holland, Robert Service, Max Hastings, Anthony Beevor, Alan Clark y muchos más) son claros al explicar que los Aliados sabían con antelación todos los movimientos de los alemanes y podían tomar medidas preventivas. De haberse sabido todo esto tras la guerra, quizá muchos hubieran quitado mérito al esfuerzo aliado por ganar la contienda. Y, también, tiene mucho peso la consideración de que había muchos espías soviéticos en Bletchley Park y en el gobierno británico, que pasaban a Stalin mucha información clasificada, entre otras, la fabricación de la bomba atómica.

Si esto sucedía con los rudimentarios instrumentos tecnológicos de hace casi un siglo, es fácil imaginar las implicaciones para la Seguridad Nacional de los países que una Inteligencia Artificial en malas manos, podría tener para la estabilidad geoestratégica del mundo. No es ciencia ficción: basta mirar la guerra en Ucrania y el papel que juegan las TIC. Otro tanto podría decirse de Taiwán, que implica más directamente a China.

No hace falta ponerse dramático. La Inteligencia Artificial ayuda a construir modelos de predicción económica basados en Big Data. Y a anticipar el comportamiento del consumidor cuando va al supermercado. Las aplicaciones y usos de la Inteligencia Artificial son infinitas.

 

jorge diaz cardiel

 

Jorge Díaz-Cardiel. Socio director general de Advice Strategic Consultants. Economista, Sociólogo, Abogado, Historiador, Filósofo y Periodista. Autor de más de mil artículos de economía y relaciones internacionales, ha publicado una veintena de libros.

 

 

 

Socio director general de Advice Strategic Consultants. Economista, Sociólogo, Abogado, Historiador, Filósofo y Periodista. Ha ocupado cargos de responsabilidad en empresas de comunicación, relaciones públicas y tecnología. Ha escrito más de mil de artículos de economía y relaciones internacionales y una veintena de libros.

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