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Óscar Pierre, talento ‘Made in Spain’

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Óscar Pierre

Por norma general, cuando hablamos de emprendedores que han creado startups que han revolucionado el mercado, la vista se nos va, casi de inmediato, al otro lado del Atlántico o, como mínimo, al centro o al norte de Europa. Sin embargo, también tenemos grandes ejemplos de emprendimiento con origen Made in Spain, una muestra clara de que hay razones más que de sobra para apostar por el talento propio, y dotarlo de los medios necesarios para que pueda destacar tanto como merece. Un ejemplo más que claro de ello es, sin duda, Óscar Pierre, fundador de la exitosa startup Glovo.

Ingeniero aeronáutico de formación en la Universidad Politécnica de Cataluña, tras terminar sus estudios empezó a trabajar en el consorcio europeo Airbus. Sin embargo, y siguiendo los pasos de su entorno familiar, el emprendimiento estaba escrito en su personalidad, y ya en sus años de estudiante puso en marcha Zikkomo, una iniciativa dirigida a fomentar la escolarización en Malwi, y que desde su fundación ha logrado que cientos de niños puedan del país (uno de los más pobres del mundo) pudieran completar sus estudios y, de esta manera, aspirar a un futuro mejor.

Al finalizar sus estudios, Óscar Pierre se incorporó a Airbus, donde trabajó durante seis meses en uno de los equipos responsables del desarrollo del Airbus 350. Pero poco duró lo de ser asalariado, pues a finales de 2013 abandonaba la compañía y, solo dos meses después, en febrero de 2014, creaba su primera startup, FUO Concept, que él mismo define de esta manera en su perfil de LinkedIn: «Un marketplace de productos hechos localmente, a mano y con mucho cariño. FUO impulsa la artesanía local y el compañerismo de nuestra sociedad, colaborando con MiAportacion.com en cada una de nuestras ventas«.

Sin embargo, parece que este primer proyecto no sació sus ganas de emprender, puesto que solo unos meses después, en diciembre de 2014, daba los primeros pasos para poner en marcha Glovo, una plataforma cooperativa de envíos y mensajería y su proyecto más exitoso hasta el momento. Según él mismo ha contado en algunas entrevistas, la inspiración le llegó en un viaje a Estados Unidos, cuando empleo por primera vez el servicio Uber Pop. Y es que, si la plataforma servía para transportar personas, ¿por qué no plantear algo similar para realizar envíos? Así nace la compañía, en la que cualquier persona con 18 años, un medio de transporte (bicicleta, moto o coche) en las ciudades en las que se presta el servicio puede convertirse en repartidor (como autónomo, eso sí) de la plataforma y, así, ofrecer sus servicios a las empresas que lo emplean para sus envíos.

Y todo esto con apenas 30 años (fue elegido como joven promesa por la revista Forbes a principios de 2017). Es más probable que en los próximos años sepamos de nuevos proyectos y que, incluso, Glovo sea, con el tiempo, solo uno de los múltiples éxitos que puede alcanzar en su carrera profesional.

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