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Europa preparada para descartar el impuesto digital: trabajará en una reforma global
Hace algunos meses vimos que las discrepancias en Europa por el impuesto digital habían obligado a efectuar un retraso importante en las negociaciones que, en teoría, iban a marcar un nuevo intento de llevarlo a buen puerto.
El impuesto digital en su concepción inicial concibe la fijación de un gravamen comunitario que sería de obligada aplicación en todo el territorio europeo, y que correspondería a un 3% del total de la facturación registrada a través de la prestación de determinados servicios digitales por parte de gigantes tecnológicos. Sí, es importante destacar este punto, ya que se limita a aquellos que hayan registrado una facturación de más de 750 millones de euros a nivel global y de más de 50 millones de euros en toda la Unión Europea.
Aquellas empresas que no lleguen a esos niveles de facturación quedarían excluidas de la aplicación del impuesto digital, un criterio que, sin embargo, no ha sido suficiente para acercar posturas. Según una nueva información que ha compartido Reuters los ministros de finanzas de la Unión Europea están preparados para deshacerse del plan dedicado a dicho impuesto en el próximo encuentro que tendrá lugar el 12 de marzo, ya que están recibiendo importantes objeciones por parte de varios Estados miembros.
No hay duda de que esta decisión resulta beneficiosa para gigantes como Alphabet y Facebook, dos de las empresas que se verían más afectadas por un gravamen de este tipo. Sin embargo, es importante tener en cuenta que esto no quiere decir que los planes de adoptar un impuesto digital no se han abandonado, simplemente han cambiado.
La Unión Europea seguirá trabajando para alcanzar un acuerdo que permita llevar a cabo una reforma fiscal a nivel global, y lo hará partiendo de un borrador preparado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). No hay duda de que incluso a pesar de ese nuevo enfoque será un objetivo muy complicado, ya que cada país tiene sus propios intereses, y muchos temen las posibles represalias que puedan sufrir por parte de Estados Unidos si se aprueba un gravamen que afecte a los principales gigantes tecnológicos de dicho país.
A nivel nacional otros países, como Francia, Italia y España, ya han empezado a tomar medidas para adoptar un impuesto digital que permita gravar las operaciones de esos gigantes tecnológicos en niveles que incluyen la publicidad en línea, el comercio online y otros servicios digitales.
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