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El primer semestre de 2016 descendieron las licitaciones públicas sobre IT

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Vivimos tiempos complicados para el sector público, un efecto que se debe, en realidad, a la suma de tres causas. La primera es la inestabilidad política que experimentamos el año pasado, gran parte del cuál lo pasamos con un gobierno en funciones, por la imposibilidad de llegar a un acuerdo por parte de las principales fuerzas políticas, lo que nos llevó a la realización de unas segundas elecciones y a habernos quedado a puertas de unas terceras, que sin duda se habrían traducido en que, a estas alturas, todavía seguiríamos a la espera de la formación de gobierno. El segundo punto es el recorte presupuestario, que en mayor o menos medida ha afectado a todas las instancias de las administraciones públicas, que en muchos casos se ven obligadas a seguir empleando dispositivos y servicios que ya rozan peligrosamente la obsolescencia (cuando no la han superado ya ampliamente).

Y la tercera pata de esta mesa es el mayor control y escrutinio al que son sometidas todas las inversiones de dinero público. Hartos, como hemos acabado todos de ver los enormes dispendios que se han realizado con el dinero de todos, la ciudadanía exige un control muy riguroso de en qué se emplea el dinero, y las administraciones públicas han puesto en marcha sistemas como la Dirección General de Racionalización y Centralización de la Contratación (DGRCC), que fiscaliza las cuentas de todas las operaciones y contrataciones (compras y contratación de servicios) de las AAPP.

Esta suma de factores ha dado lugar a que, según indica LicITa en su web, durante el primer semestre de 2016 las licitaciones públicas relacionadas con IT descendieran más de un 17%, con respecto al mismo periodo del año anterior, un descenso que, aunque con diferentes grados, afectó a todas las administraciones, así como a todas las áreas tecnológicas. El volumen total de las mismas alcanzó los 1.703 millones de euros, frente a los 2.066 del primer trimestre de 2015. Sí que se observa, no obstante, que el descenso fue mucho menos acusado en las adquisiciones y contratos realizados a través de la DGRCC, cuyos número fueron 120,5 millones en 2016 y 124,3 en 2015 (un descenso del 3%), lo que apunta a que cada vez son más las administraciones públicas (especialmente las locales) que recurren a este organismo, aún cuando la cuantía de las operaciones es inferior a la mínima marcada para que sea obligatorio que se tramiten a través de él.

La inversión en hardware baja un 81%

El mayor volumen de inversión se produjo por parte de la Administración General del Estado, con 812 millones de euros (de los que solo un 11% pasó por la DGRCC, algo que debería mejorarse en un futuro), mientras que las comunidades autónomas licitaron por un total de 595 millones (aquí el dato de la DGRCC es todavía peor, con solo un 4%) y, finalmente, las entidades locales (ayuntamientos y entidades similares) sumaron 295,5 millones de euros (con solo un 2% de las mismas a través de la DGRCC).

El mayor descenso en inversión, especialmente en lo referido a la administración del estado, está relacionado especialmente con el hardware, más concretamente en la adquisición de ordenadores, donde la bajada con respecto al año anterior fue de nada menos que del 81%. Sin embargo, y si seguimos hablando de dispositivos, el equipamiento de red (servidores, sistemas de almacenamiento, etcétera), se produjo una significativa subida, que compensa (para los contratistas) parte del descenso en la venta de ordenadores. En cuanto a regiones, las principales por volumen de inversión fueron Madrid, Cataluña, País Vasco y Andalucía, que comparten el «Top 5» con la Administración General del Estado. De ellas, la que más incrementó la licitación con respecto al año anterior fue Cataluña, con un 61%. Por su parte, los mayores crecimientos los experimentaron Navarra, con 76,66% y Murcia, con un 75,83%.

Las predicciones de la consultora para las cifras del segundo semestre de 2016 son optimistas, tanto por la formación de gobierno en dicho periodo, como por los buenos indicadores macroeconómicos del país. Así, cabe esperar que 2016 cierre en positivo y que, salvo imprevistos, los datos de 2017 supongan una importante mejora con respecto a 2016. Y, eso sí, y esto como deseo personal, que el volumen de operaciones que se gestionan a través de la DGRCC crezca sustancialmente con respecto a lo visto en los últimos tiempos.

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