A Fondo
La IA generativa en la administración pública: bases para su implementación, uso y ventajas
La transformación digital tiene en la IA generativa una de sus principales bazas. A pesar de haberse incorporado más tarde que otras tecnologías a los procesos que conlleva, no por eso es menos relevante para conseguir que las distintas entidades que la adoptan mejoren en eficiencia, productividad, organización y prestación de servicios a clientes y público en general. Pero esto no es solo patrimonio de las empresas, sino que la administración pública puede sacar mucho partido al uso y adopción de la IA generativa.
Como sucede en otros sectores, la IA desempeña un papel muy importante en el avance de los gobiernos y las administraciones públicas. Especialmente, por el trabajo que es capaz de hacer con los datos que recogen cada una de sus áreas, delegaciones y oficinas. También puede mejorar la calidad y la velocidad de la toma de decisiones a cualquier escala, y mejorar la eficiencia y la eficacia de los servicios, programas y políticas públicas.
En la actualidad ya hay varios gobiernos de todo el mundo empezando a experimentar con esta tecnología. Eso sí, todavía no se dan las condiciones para aprovechar la IA generativa a gran escala. Hacerlo conlleva muchos riesgos, relacionados sobre todo con la precisión de los sistemas, la seguridad, la privacidad, los sesgos y la propiedad intelectual. Por tanto, las administraciones públicas tienen que abordar todos estos aspectos antes de implantar sistemas de IA generativa a gran escala.
El fin: desplegar una IA responsable
Se encarga de extraer valor y conocimiento de ellos, y de sumarlo a la que ya tienen para mejorar tanto su funcionamiento como el servicio que prestan a la ciudadanía. Tanto la IA tradicional como la generativa. Pero en el caso de esta última, sus posibilidades son mayores, ya que permite automatizar y mejorar tareas administrativas y repetitivas. Además, puede identificar detalles, resumir y generar contenido, y realizar conversiones y previsiones a partir del análisis de grandes conjuntos de datos.
¿Qué quiere decir esto en el caso de su aplicación en la administración pública? Pues que en prácticamente todas sus áreas se podrán realizar y completar tareas cotidianas con muchos menos de los recursos que se utilizan sin ella. Además, será posible hacerlo en menos tiempo. Pero no solo en el caso de las administraciones centrales o las de mayor envergadura. Todas, incluso las de área local, se pueden beneficiar de su implantación.
Eso sí, el despliegue de la IA generativa no se puede hacer de cualquier manera. Hay que tener en cuenta todo tipo de normativas que regulan el funcionamiento de la administración pública. También es necesario vigilar la privacidad y la seguridad de los datos con los que se utiliza. Por eso, la implantación de una IA generativa de manera responsable es imprescindible para las administraciones públicas interesadas en ello. Es decir, debe hacerse de manera responsable.
Lo primero hay que hacer para ello es preparar sus datos internos de manera que la IA generativa aproveche todo su potencial. En ese punto es necesario también establecer estándares para asegurar que se tiene en cuenta tanto la responsabilidad en su despliegue y manejo, así como la ética, desde el primer momento de su implantación.
Esto incluye la necesidad de que los sistemas de IA generativa que se utilicen en las administraciones públicas tienen que tener obligatoriamente supervisión por parte de los humanos. Solo así se podrá garantizar que el contenido que genera es preciso, veraz y sin sesgos, entre otras cosas.
Las bases sobre las que se debe asentar el despliegue de la IA generativa en las AAPP
El despliegue e implantación responsable de la IA generativa en este caso, por tanto, debe tener en cuenta cinco pilares básicos para que la administración pública pueda poner en marcha una IA confiable. Son los siguientes: equidad, privacidad, explicabilidad, transparencia y solidez.
En un sistema de IA generativa, la equidad hace referencia a la capacidad para tratar a las personas y a los colectivos de forma equitativa. Eso sí, siempre según el contexto en el que se usa la IA. Para ello es necesario contrarretar los prejuicios y sesgos que puede tener el sistema y prevenir que haya discriminación con respecto a todas las características consideradas como protegidas. Entre ellas, la raza, la edad, la religión y el género.
Con respecto a la privacidad se hace referencia a la capacidad que un sistema de IA generativa tiene para dar prioridad a la privacidad y derechos de los datos de los consumidores, que es necesario proteger. Por eso, para salvaguardarlos, es necesario tener todo lo relacionado con ella en cuenta al desplegar un sistema de IA generativa en la administración pública. Además, es necesario poner estos sistemas en marcha de manera que cumplan que todas las regulaciones en vigor sobre recopilación y almacenamiento de datos, así como sobre el acceso y la divulgación de los mismos.
La explicabilidad es otro de los puntos a tener en cuenta cuando las administraciones públicas estén implantando la IA generativa. Su peso se debe a que un sistema de Inteligencia Artificial, generativa o no, tiene que poder ofrecer una explicación coherente para los humanos para la elaboración de sus predicciones. También para dar detalles de sus conocimientos.
Asimismo, un sistema de IA generativa debe ser transparente en cuanto a su diseño, desarrollo y los datos que usa. Por tanto, es necesario que incluya, y pueda ofrecer, información sobre cómo se diseñó y creó. También sobre las fuentes de datos empleadas para alimentar y entrenar el sistema y los modelos que lleva y a los que accede.
Por último, es imprescindible asegurar que sea sólido y robusto. Es decir, las administraciones públicas tienen que utilizar sistemas de IA generativa capaces de gestionar información y respuestas incluso en condiciones con cierta complicación, con el objetivo de que ofrezca resultados consistentes.
¿Dónde pueden la administración pública sacar partido a la IA generativa?
En cuanto al uso que la administración pública puede dar a la IA generativa es bastante más variado de lo que puede parecer a primera vista. Para muchos, un uso más inmediato de estos sistemas estará en el acercamiento de los servicios públicos a los ciudadanos y a las empresas, así como en la mejora de su calidad y en un aumento de la eficacia de las operaciones, con un menor nivel de error y una rebaja de los riesgos por una menor probabilidad del fallo humano. Pero va mucho más allá.
La IA generativa puede utilizarse de manera interna en las administraciones públicas para comprender mejor los problemas y barreras de las políticas públicas en vigor. También el estado de ciertas barreras para su implantación, y sus causas.
Todo el conocimiento que se suministra a estos sistemas puede llevar a que sean además útiles en el diseño de otras más efectivas, así como de programas estratégicos. Por supuesto, también para desarrollar, implementar y optimizar estrategias de gobierno a nivel local, regional, autonómico o nacional. Incluso a optimizar los presupuestos y mejorar la distribución de la financiación de las administraciones.
Estos sistemas también pueden ser de gran utilidad para mejorar la eficiencia de las funciones de soporte dentro de las administraciones públicas de cualquier rango de alcance. Desde las locales a las nacionales. Además, servirán para reforzar servicios compartidos, reducir gastos y mejorar la experiencia de los empleados públicos en su trabajo.
Las entidades reguladoras, en concreto, pueden sacar mucho jugo a la IA generativa, ya que se puede emplear en la mejora de la integridad y el cumplimiento de normativas, así como para reducir los costes derivados de su supervisión y monitorización. También puede contribuir a que los ciudadanos, las empresas y todo tipo de organizaciones tengan más facilidades para cumplir con sus obligaciones.
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