EEUU limita más la venta de tecnología de fabricación de semiconductores, y de chips, a China

Las autoridades de Estados Unidos han anunciado nuevos límites a la venta de chips a China. En concreto, la Administración Biden ha puesto más dificultades a la exportación de chips y a la de tecnología para fabricarlos al país. Su objetivo es ralentizar y dificultar el avance de los programas militares chinos, así como el bloqueo del acceso del sistema de vigilancia doméstica de China a funciones de computación avanzada, que para funcionar necesita chips de última generación.

Tal como establece la Oficina de industria y seguridad del Departamento de comercio de Estados Unidos, las empresas que quieran exportar semiconductores y tecnología para su desarrollo a China tendrán que pedir antes un permiso especial. Y de momento, los ciudadanos estadounidenses que estén prestando servicio o suministrando herramientas de las que quedarán restringidas por la nueva normativa tienen hasta el miércoles para dejar de hacerlo.

Las nuevas normas son bastante exhaustivas, y cubren un rango amplio de tecnología avanzada de semiconductores, que va de los chips que producen AMD o Nvidia al equipamiento complejo necesario para fabricarlos. Además, afecta al servicio y mantenimiento de las herramientas, dado que restringe su acceso a él a China. Se trata de algo vital para mantener el equipamiento avanzado en buen estado para producir chips.

La mayoría del equipo de fabricación de chips de alto nivel, según Protocol, está desarrollado por tres empresas estadounidenses: KLA, Applied Materials y LAM Research. El bloqueo a China de los equipos que desarrollan estas empresas tiene por tanto potencial para dañar la ambición del país de convertirse en una potencia en la fabricación de semiconductores. Eso sí, Estados Unidos ya no solo se limita a prohibir el acceso a las herramientas necesarias para la fabricación de chips avanzados. Ahora el objetivo parece ser impedir a China acceder a la producción de chips con tecnología que ya tiene cierta antigüedad. En algunos casos, las nuevas normas vetarán al país acceso a tecnología que tiene casi una década de antigüedad.

Las nuevas restricciones, que entrarán en vigor el próximo 21 de octubre, establecen que a partir de entonces Estados Unidos bloqueará la venta de chips que se usen en aplicaciones de computación avanzada y aplicaciones de Inteligencia Artificial a China. También bloqueará la venta de chips al país de chips fabricados por empresas que no sean estadounidenses, incluidos los diseñadores de chips chinos, si usan para ello software o tecnología de Estados Unidos. Además, parece que el Departamento de Comercio va a emitir otra normativa sobre productos extranjeros que se aplicará de manera concreta a componentes y chips destinados a su integración en superordenadores de China.

Todo esto puede conducir a que TSMC se vea forzada a detener la producción de chips de superordenadores o de Inteligencia Artificial avanzada que se diseñan en China pero que se fabrican en Taiwan, entre otras cosas. En cualquier caso, se bloqueará la venta de todas las herramientas que permitan la producción de chips lógicos elaborados a partir de transistores FinFET, que ya tienen algunos años, pero que siguen siendo la base de los smartphones y chips de centros de datos más avanzados. .

También se bloquea la venta a China de herramientas capaces de fabricar chips de almacenamiento flash con tecnología de 128 capas o superior, así como de la DRAM que se haga con paso medio de 18 nanómetros o menos. Además, Estados Unidos también bloqueará las exportaciones a China de productos que el país podría utilizar para fabricar sus propias herramientas de fabricación de chips, como las fuentes de luz de fotolitografía.

Aparte de estas medidas, hay 31 empresas nuevas de China que se han añadido a la lista de empresas no verificadas. Se trata de varias compañías que Estados Unidos cree que podrían enviar la tecnología que compran a otras entidades restringidas. Se unen a otras 28 organizaciones chinas que ya están en la Lista de entidades de Estados Unidos, para las que el Departamento de Comercio va a aumentar el alcance de los controles a las que las somete. Entre las nuevas medidas que EEUU tomará contra ellos es posible que esté la denegación de cualquier licencia relacionada con ellas, por el peligro de que la tecnología que produzcan pueda desviarse al ejército chino.

Las empresas estadounidenses afectadas tendrán un plazo de 60 días para enviar a las autoridades sus comentarios sobre las nuevas normativas por escrito, y los funcionarios del estado han asegurado que ajustarán las medidas si se considera que es adecuado, con base en las informaciones que reciban por este medio. No obstante, dado que las restricciones a la exportación son unilaterales, las autoridades estadounidenses han reconocido que se volverán menos efectivas con el paso del tiempo si otros países no siguen sus pasos y no ponen en marcha controles parecidos.