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Entrevista a Kevin Systrom, el creador de Instagram

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Han pasado ya cuatro años desde que Facebook comprase Instagram por 1.000 millones de dólares, y seis desde su nacimiento. No tiene, por tanto, una historia muy larga, pero millones de internautas no pueden concebir su vida online sin esta red social pensada en sus inicios para compartir fotografías con o sin filtros y, desde hace algo menos tiempo, vídeos de corta duración. Su creador, Kevin Systrom, sigue hoy al frente de ella, y según el Wall Street Journal cree que de alguna manera, los milenials están usando los sistemas de comunicación que se usaban en la prehistoria: «Si echamos la vista atrás y vemos la forma en que se comunicaba la gente al principio, veremos pictogramas, jeroglíficos y pinturas en cuevas. Ahora, todos usamos emojis y estamos sacando y compartiendo fotos continuamente«. Es decir, que nos seguimos comunicando con imágenes, aunque de forma más sofisticada, gracias a la tecnología.

Para estrenar su red social, Systrom compartió una foto de un perro tumbado junto a los pies de su entonces novia y hoy esposa, en 2010. Seis años después, Instagram ha sobrepasado ya los 500 millones de usuarios, que comparten más de 90 millones de fotografías y vídeos a diario.

La idea que perseguía al crear Instagram era conseguir que la información visual fuera más accesible. Así, su herramienta permite subir una fotografía y después aplicarle uno de los filtros que incorpora para mejorar las fotos. Systrom confiesa que al principio, los fotógrafos profesionales la odiaban ya que temían que degradasen al sector, de alguna manera.

Con respecto a su  modelo de negocio, la compañía obtiene ingresos vendiendo publicidad que aparece en el timeline de sus usuarios. Según un estudio de Business Insider Intelligence, cerca del 90 por ciento de usuarios son menores de 35 años, y según Instagram, el 80 por ciento de ellos son de fuera de Estados Unidos. La consultora eMarketer estima que conseguirá unos ingresos publicitarios de 1.530 millones de dólares, un aumento de un 144 por ciento con respecto a 2015.

Lo más íntimo del CEO de Instagram

Systrom creció en una familia de expertos en tecnología de Holliston (Massachussets). Su madre fue una de las primeras empleadas del portal de búsqueda de empleo Monster y del servicio de alquiler compartido de coches Zipcar. Su padre trabajaba en el departamento de recursos humanos de una empresa de ropa. Su tío, ingeniero de software, le prestó un portátil en 1995 para que aprendiese a programar, y también acompañaba a su madre en las campañas de marketing de las empresas en las que trabajaba. Ya en su etapa de estudiante en la Universidad de Stanford estaba convencido de que quería estar implicado en el mundo de las startups, para ello se apuntó al Programa de Colaboradores Mayfield, que ofrece preparación empresarial para trabajar en compañías de tecnología, y en él conoció al otro fundador de Instagram, Mike Krieger.

Tras graduarse, trabajó unos años en Silicon Valley en varias empresas de la zona, entre las que estaba Google, antes de empezar a desarrollar Instagram. Él y Krieger empezaron la red creando una app para compartir fotos. Después, la hoy esposa de Systrom, Nicole, les sugirió que añadiesen filtros para mejorar las fotos durante unas vacaciones en México, y el joven Systrom empezó a escribir el código para incorporarlos de inmediato. Seis años después, el matrimonio vive en San Francisco, y el directivo, que entrena para una media maratón y una carrera ciclista, se levanta cada día a las 6:30 de la mañana para correr o montar en bici antes de coger el autobús que le llevará al campus de Facebook en Menlo Park.

Tras el trabajo, por la noche, suele invitar a cenas a otros empresarios o a instagramers de cierta popularidad. Hace unas semanas, Selena Gomez (más de 86 millones de seguidores en la red social) acudió a uno de estos eventos para compartir ideas con un grupo de otros fundadores de empresas de tecnología. Kevin Systrom es conocido también por su cuidado vestuario, que le hace destacar, además de por su altura (mide dos metros), por encima de la media de habitantes de una zona en la que lo habitual es llevar vaqueros y sudadera con capucha.

En el futuro, Systrom espera continuar con la expansión de su empresa en China y en la India, además de ampliar el uso del vídeo en la app. En algún momento, Instagram puede agregar elementos de realidad virtual. «Lo que tienes en un punto no te lleva al otro. Ocho filtros no van a cambiar el mundo para nosotros, así que tenemos que pensar de forma diferente«, apunta Systrom. Pero incluso los pequeños cambios pueden ser un desafío. El pasado mes de mayo, la empresa cambió su logo del original, que representaba una cámara vintage, por un diseño plano y más abstracto en colores morado, naranja y rosa. Los usuarios se quejaron en Twitter e Internet, pero según mantiene el CEO de la compañía, «Si nos quedamos como estamos, nos morimos«.

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