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Estados Unidos veta a varias empresas chinas de superordenadores

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El gobierno de Donald Trump ha tensado un poco más la guerra comercial que Estados Unidos libra contra China al ampliar la lista de empresas que suponen, en teoría, un peligro para la seguridad nacional del país, incluyendo en esta ocasión un buen puñado de empresas chinas dedicadas a la fabricación de superordenadores.

Entre las compañías afectadas se encuentran Sugon, el Instituto de Tecnología de Computación Wuxi Jiangnan, Higon, la empresa Circuitos Integrados de Chengdu Haiguang y la firma Tecnología de Microelectrónica Chengdu Haiguang. También se han visto afectadas otras empresas que hacen negocios o mantienen diferentes tipos de alianzas con las cinco que hemos citado, todo bajo el argumento de que pueden «desarrollar superordenadores con fines militares».

Dichas empresas ya no podrán comprar tecnología estadounidense. No hay duda de que se trata de un movimiento injustificado y carente de sentido, ya que la postura que mantiene el ejecutivo de Donald Trump en este caso sugiere que solo Estados Unidos podría utilizar superordenadores con fines militares y dar forma a un brazo armado actualización y equipado con las últimas tecnologías.

El Departamento de Comercio de Estados Unidos ha explicado la situación hablando del uso de superordenadores con componentes y tecnología estadounidense que China hace para llevar a cabo pruebas nucleares y simulaciones militares, pero en todos los casos que han contemplado se expresan sin pruebas sólidas y basándose en simples creencias, según la fuente de la noticia, Reuters, lo que significa que no tienen con qué fundamentar sus acusaciones.

La guerra comercial en la que se ha embarcado Donald Trump es consecuencia de su lema «America First», pero es un gigante con pies de barro que tiene toda la pinta de que acabará cayéndose a pedazos. Apple ya ha expresado su preocupación, y otros gigantes del calibre de Intel, Dell y Microsoft se han mostrado contrarios a un conflicto comercial que puede acabar haciendo mucho daño a la industria tecnológica a nivel internacional.

China todavía no ha decidido tomar represalias de verdad contra Estados Unidos, y puede que por eso el ejecutivo de Trump no se haya dado cuenta todavía del problema en el que se está metiendo. Habrá que ver cómo termina todo esto, pero está claro que el gobierno de Xi Jinping no va a dar su brazo a torcer. Hay mucho en juego, y no solo dinero, China se juega su imagen y su peso en política internacional, y sabe que no puede ceder a las presiones de Trump sin más.

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