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Microsoft se la juega en un nuevo juicio por la privacidad de los datos de un cliente

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boxeador

Cada vez que Microsoft se ha subido al ring con el Gobierno estadounidense por el tema del derecho a la privacidad de sus clientes, ha acabado besando la lona. Sin embargo no tiene intención de tirar la toalla, porque es mucho lo que se juega si, finalmente, no tiene más remedio que abrir sus servidores (sea cual sea el país donde se ubiquen) para que el Departamento de Justicia de EE.UU. meta la nariz cada vez que considere que tiene que hacerlo.

El caso que se debate en esta ocasión tiene cierta complejidad. En la era del cloud computing, pedir una orden para mirar un ordenador no es tan sencillo. Cada país tiene sus leyes y sus intereses, ¿qué legislación prevalece en el caso de correo entre un ciudadano estadounidense y otro de Italia, guardada en un servidor en cualquier otra parte del mundo? ¿Qué países tendrían derecho a solicitar esa información? ¿Qué leyes se deben aplicar?

Básicamente ese es el asunto con el que Microsoft se la juega. ¿Puede el Gobierno de su país obligarle a proporcionar información sobre usuarios sea cual sea la nacionalidad de sus servidores? El resultado no afectará sólo a Microsoft, la gran mayoría de las grandes corporaciones tecnológicas reparten por todo el mundo el almacenamiento de sus datos, según publica Bloomberg en su web.

El asunto se está debatiendo desde el pasado septiembre, cuando Microsoft se negó a facilitar datos de un usuario al Gobierno norteamericano. Se trataba de unos correos almacenados en los servidores que tiene la compañía en España, que los americanos relacionaban con un caso de narcotráfico.

Los abogados del Gobierno insisten en que se trata de búsqueda de pruebas en un caso criminal, para Microsoft se trata de poner en riesgo los más de 98 mil millones de dólares que prevén ingresar por la industria del cloud computing, aparte de una pérdida de terreno para las libertades civiles en el país. Ahora se decide la última apelación, y la compañía de Redmond ya ha dicho que apelará a la Corte Suprema si vuelve a perder.

La batalla de Microsoft contra el Gobierno recuerda a «Solo ante el peligro» Según un informe de la Fundación para la Innovación y la Tecnología de la Información, la industria tecnológica estadounidense perderá más de 35.000 millones de dólares en los próximos años a causa de la pérdida de confianza de los clientes en que se mantenga la privacidad de sus datos.

Según Brad Smith, director legal de Microsoft, algunos de sus clientes ya les han dicho que no seguirán con ellos si pierden el caso. Pero sobre este drama a lo Gary Cooper planea una sombra negra. Cuando el caso Snowden destapó toda la trama de espionaje de la NSA se dijo que Microsoft había colaborado con PRISM abriendo sus puertas traseras para que Inteligencia entrara a servirse.

La compañía negó su participación sin más en los tejemanejes de la NSA y defendió que cualquier acceso permitido a sus datos habría sido siempre mediante la oportuna orden judicial. En el artículo de Bloomberg se menciona que en los documentos de Snowden se habla de una «Compañía F», identificada con Microsoft por el propio Smith, que fue la única que se negó a participar con la NSA en su juego de espías.

En realidad la polémica no se basa sólo en la privacidad de los datos. Las acciones policiales contra el terrorismo o el crimen organizado necesitan obtener pruebas; pruebas que se sostienen a veces en los intercambios de correspondencia electrónica o en los datos almacenados en servidores. Para los gobiernos es importante contar con la colaboración de las corporaciones tecnológicas, pero los abusos descontrolados de la NSA, más todos los que aún no se conocen, ponen en entredicho las buenas intenciones de las agencias de inteligencia.

Así que mientras EE.UU. lanza a la palestra la defensa de las libertades democráticas y la lucha contra el terrorismo integrista internacional, las compañías se escudan en el derecho a la privacidad. En cualquier caso las repercusiones del caso supondrán, si pierde Microsoft, que el gobierno de EE.UU. podrá pedir acceso a los servidores de las empresas americanas (siempre que el cliente sea también norteamericano) independientemente del país donde los tengan; si pierde el Gobierno es muy posible que las empresas saquen sus servidores del país para garantizar el mantenimiento de sus ingresos y evitar la pérdida de clientes.

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